Los primeros días de Mulino

 Los primeros días de Mulino

Por Luis Fuentes Montenegro

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Y mientras algunos en el juego y rejuego por el poder, intentaron abusivamente a que no fuera candidato, hoy es el Presidente de la República de Panamá. En efecto, ha constituido un gobierno en donde coexisten figuras que lo cuestionaban como candidato presidencial e incluso quienes promovían a otras candidaturas presidenciales y apadrinaban campañas sucias en su contra.

Tres elementos pueden tomarse en cuenta para analizar o hacerse una idea – acertada o incorrecta – sobre la gestión de su gobierno en estos primeros días; primero: el elemento elector-expectativa, es decir aquello que posiblemente cree y piensa esas masas que votaron o no votaron por él, segundo: el elemento país-riesgo, o sea aquellos factores económicos, sociales de múltiples naturaleza que pueden incidir positiva o de manera negativa en la convivencia pacífica de la sociedad panameña. En tercer lugar: el elemento cohesión-antagonismo sobre la consolidación de expresiones, grupos, que lo respaldan o se oponen.

Visto así, la gestión del Presidente Mulino puede enfocarse en dos contextos fundamentales:

  1. Los aspectos positivos. En dicho marco destaca que ha abordado temas importantes, por ejemplo, la CSS, dando participación a sectores múltiples, políticos, empresariales, trabajadores, sindicales, profesionales. Otro tema, el de una posible (y necesaria) nueva Constitución. La dinámica informativa es plausible, particularmente la iniciativa de rueda de prensa o conversatorios que ha denominado «Pregúntale a Mulino». Su postura en la política exterior en cuanto a la defensa de la soberanía financiera es correcta e indispensable para Panamá. Igual de positivo, la necesidad de pago a los acreedores y proveedores del Estado, similar puede ser para el desarrollo crucial que involucra al interior de la República y al país en general, la propuesta de un tren ligero Chiriquí-Panamá, pues puede permitir la fundación y consolidación de polos de desarrollo en dichas áreas interioranas y una reactivación económica sin precedentes.
  2. Por supuesto hay situaciones que pueden mejorar. El tema de las denuncias de a bocas que sólo calan en las redes sociales, en los medios, pero no llegan a investigaciones administrativas, ni a investigaciones judiciales penales, ello puede socavar la percepción de confiabilidad y de suspicacias de encubrimientos. Ejemplos al respecto: el dilema de los abusos de auxilios económicos del IFARHU, los 500 millones provenientes del Canal de Panamá sobre los cuales solo se sabe desaparecieron, el penoso fraude del Arroz de primera y sus subsidios, el asunto grave de hechos dados en el Aeropuerto de Tocumen que da pie a la toma de la seguridad por parte del Senan, el manejo de las Notarías Públicas como feudos privados, y otro tanto parecido con los Consulados y Embajadas. En verdad se puede mejorar el manejo de tales situaciones, también el tema de las aspiraciones, posibles molestias o insatisfacciones que existen de miembros y dirigentes del Partido RM que lo llevó al poder, ya sea por espacios u otros motivos. La reestructuración del sistema de justicia penal, que implique una estructura funcionalmente respetuosa de los derechos humanos, del debido proceso, de imparcialidad, va más allá de nombramientos de nuevos Procuradores, magistrados, requiere de una tarea de reingeniería que debería abordarse para que el Estado de Derecho Panameño no sea selectivo ni sesgado, y en este plano, las decisiones – si son desacertadas- pueden opacar toda una gestión que apenas emprende.

Finamente, algunos funcionarios a la verdad no andan a ritmo o tono con los lineamientos del Presidente Molino, pero quiénes son y qué hacer al respecto, como en todo lo expuesto, definitivamente es un asunto y una responsabilidad del Presidente de la República y de su equipo de mayor confianza.

Panamá en estos días ve con buenos ojos a José Raúl Molino, su lenguaje corporal, gestual, indican carácter, voluntad, ganas de hacer las cosas bien. Falta por delante mucho camino, camino con sus espinas y sorpresas que muchas veces escapan de las manos propias. Pero suerte Presidente. El país y la historia patria lo miran.

*Luis Fuentes Montenegro /[email protected]

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