Ceremonia de Premiación Ricardo Miró 2019
Por Silvia Alicia González
Era de noche, la luz radiante del Teatro Nacional imponía su esplendor y su olor a nuevo en sus alrededores. Bajo el arte de Lewis admiramos la centenaria obra arquitectónica en su interior, dando augurios de una esperada velada acompañada de tripas gruñendo, no les mentiré.
Viernes 18 de octubre es el nombre de aquel día en el cual entre tarea de la carrera, trabajo y el ofrecer tiempo a los requieren, sobre todo a los que lo pidan, no está excluido el dedicar tiempo a la admiración y al hacer arte en todas sus expresiones cuantas sean posibles y
y las circunstancias así lo permitan.
Antes de llegar a la ceremonia, recuerdo haber salido de un certamen de canto al cual me invitaron a participar en un hotel ubicado en El Cangrejo, paralelo a eso, de una reunión con mis amigos Marcos y Jordi, excelentes guitarristas entregados a sus pasiones musicales. Llovía a eso de las 5:00 p.m. , y luego de trabajar algo de música junto a estos dos últimos y de compartir música con el público caminé hacia la estación del Metro en Iglesia del Carmen para luego encontrar a mi acompañante de la noche en la estación 5 de mayo, un gran caballero y fiel amigo de toda la vida. Hemos tomado un taxi y finalmente arribamos a nuestro esperado destino.
Imposible dejar de resaltar que antes de proceder con la ceremonia de los galardonados al Ricardo Miró, nombre que se le ha otorgado al premio literario de mayor renombre en Panamá, hemos sido deslumbrados con una serie de presentaciones artísticas:
Folklore, trompetistas y trombonistas de La Orquesta Sinfónica Nacional de Panamá, danza contemporánea por una bailarina del Ballet Nacional de Panamá, músicos de la Fundación Danilo Pérez, Yamilka Pitre, entre otros tantos actos, a mi parecer proyectados con mucha pulcritud. No estaba en mi plan hacer una cobertura del momento, puesto que no llevaba mi cámara conmigo y mi presencia era con la intención de ser una espectadora más. Lo cierto es que no me pude contener y tomar mi teléfono, abrir bloc de notas y capturar algunos vídeos improvisados, que aunque la calidad de los mismos no es la mejor, creo que logran ilustrar un tanto la brillantez de lo que ha dejado en quien relata esta ocasión.
Orquesta De Bronce
Durante la ceremonia, imposible fue no tomar nota de algunas
frases dictadas por parte de los ganadores, invitándonos a cultivar el hábito
de la lectura y la escritura:
»No dejemos de escribir, porque si de algo sirve la escritura, es para crear
una identidad, más allá de la memoria»,
»La literatura no debe quedarse en esta semana, debe extenderse por las calles, porque la literatura nos hace seres humanos’’,
»¿Cómo es posible que un niño de Calidonia llegara a Marruecos?
¿Por qué no? La literatura nos salva, a personas que sueñan con un mundo mejor.
Lo más grande que me ha dado la literatura es a ustedes, amigos»,
»El
teatro es un acto colectivo de personas que se unen para evocar la belleza y
hacerla resplandecer en escena. Hay que crear becas, subsidios para que más
personas puedan dedicarse a hacer teatro».
Recuerdo haber escuchado a uno de los expositores decir que
la semana Ricardo Miró llegó a sitios del país lejanos de la capital y que el
objetivo por el cual realizan este tipo de actividades y talleres
es con la iniciativa de despertar amor por la
lectura en sitios en los cuales hallamos personas en cuyas costumbres se
sobreentiende que no tienen agendada dicha práctica.
Un par de días después de la ceremonia me hice una pregunta
que honestamente no entiendo por qué no la había meditado antes:
»¿Qué es la cultura?» , »¿Qué representa esta palabra que
a diario menciono?» .
Gracias a este momento en el teatro Nacional, lugar que hace
mucho no visitaba (desde que mi apreciada amiga Karen Santamaría dejó el ballet
para dedicar su vida a la vida consagrada como religiosa hace un par de años),
me hice esta pregunta. Procedí a responderme introspectivamente: La
cultura para mí es un modus vivendi. Así de simple. No dejaba de pensar en el
hecho de que así como esta ceremonia proyectada entre presentaciones artísticas
por cada dos categorías de
literatura premiadas, así como era tan limpio y agradable para mis receptivos
sentidos y así como ellos le daban una apreciada introducción a cada certamen,
a cada premio y escritor a premiar, así
veía yo la cultura, como un estilo de vida.
–Intento encontrar las palabras para hacer una figura
comparativa lo más clara posible–
… Procedo.
Ciertamente, es propio de un evento organizado por el Ministerio de Cultura, mostrar a las entidades representantes de las expresiones artísticas en Panamá y de este modo, introducir a los espectadores a su usual contexto no envuelto de algo más que no sea arte. Lo que es tan propio de este escenario que intento ilustrar, es por su puesto, la rutina a proponer para la introducción merecida de las ilustraciones y expresiones artísticas y esto es lo que entiendo por cultura. Se trata de mi inexperta opinión de la velada. Posiblemente para otros no haya sido suficiente la experiencia, sin embargo, los puntos mencionados son los que puedo resaltar.
Fin de la Ceremonia
El vino rosado acompañado de boquitas con sabores inexplicables fue lo inesperadamente necesario para el cierre. Me he sentido como en Francia, rodeada de tanta gente talentosa en el último alto del Teatro Nacional, que por cierto, nunca había visitado. Las columnas asemejan un estilo de la antigua Grecia y la terraza sol descubierta ante el paisaje, nos revelan el aire frío y romántico de la noche.
Hago una importante aclaración: No pertenezco a ninguna de las entidades mencionadas, pero como ya lo he aludido antes: Es parte de mi compromiso como voz entre la juventud, no callar ante lo injusto, ante lo bello y positivo que hay alrededor y sobre todo, ante las necesidades que lleguen a estos oídos. Considero que las situaciones bien intencionadas y disfrazadas de tanta belleza, por más simples que parezcan, no merecen ser ignoradas y por eso intento inmortalizar este tipo de experiencias en palabras y alguna que otra imagen que se dé la oportunidad de capturar.
Finalmente, aprovecho para dar, en esta oportunidad, mi opinión acerca de la literatura y es que esta expresión hablada y escrita me ha dotado en numerables ocasiones de la salvación que tanto requiere el alma de quien tiene mucho para decir, pero que no siempre se presenta la oportunidad para compartir. Numerables podrían ser las causas: la falta de oyentes interesados, la ausencia de contextos en los cuales se dé el espacio para brindar a un público determinado este tipo de contenidos y la falta de disponibilidad para ser partícipe de los espacios existentes para tales fines.
Nos invitó a cultivar el hábito para esta práctica que como lo mencionó alguno de los premiados aquella noche: »Nos hace mejores seres humanos» . Y es que a través de ésta podemos llegar a entender distintas posturas, originadas de diversas y evaluarlas, creando un pensamiento crítico propio y no impuesto por las corrientes que nos envuelven hoy en día entre publicidad, redes sociales, capitalismo y ociosidad descontrolada. Puedo resumir entonces, que la literatura tanto como la escritura, son el arma que más se asemejan al diálogo, instrumentos de doble filo que nos pueden llevar a penetrar el alma más indomable, pues es a través de las palabras que se reciben voluntariamente que es posible lograr los acuerdos más trascendentales entre los seres humanos, y esto no tiene otro nombre ni otro fin, que no sea el de la mutua paz entre remitentes y receptores.
Aquel que adopta la literatura como parte diaria de su vida, se acerca cada vez más a una experiencia de vida en su mejor expresión, pues es a través de este arte, que podemos conocer lo que nunca se pensó que podría existir y disfrutar de momentos que quedan inmortalizados en un recuerdo y sublimados en el estilo de vida. Esta última, así como el arte para el cual a diario extraigo tiempo para dedicarle, al igual que la carrera universitaria que actualmente estudio, han salvado mi vida en numerables ocasiones. Me han librado de irme por caminos equivocados y oscuros, puntos que en otro artículo de opinión que he decidido llamar ‘El Arte Salvó mi vida’, detallaré con mayor cuidado.
Me despido de este episodio, felicitando a todos los galardonados al Miró, tanto a cualquiera de los exponentes que se dedican a llevarles arte y literatura a diario a las personas. Sepan que sus esfuerzos no son en vano, si por lo menos a un solo ser humano han podido alcanzar con lo que han compartido.
Palabras de agradecimiento
»Gracias, papá, por invitarme y por acompañarme a escuchar, ver, respirar y vivir el arte a lo largo de mis días…´´
Ver video PREMIACIÓN RICARDO MIRÓ 2019