Un informe reciente de Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional destaca que en distintas zonas de Panamá se registran indicadores de menores de cinco años con niveles de desnutrición.

Pese al crecimiento económico del país, uno de los más altos de la región, el hambre y la desnutrición son una realidad en las comarcas indígenas y en las áreas de difícil acceso, ‘lo que demuestra que el modelo del que tanto nos vanagloriamos, beneficia a una minoría’, afirmó Jorge Luis Prosperi, especialista en salud pública.

En tal sentido, las provincias con mayor porcentaje de personas en condición de pobreza multidimensional son Bocas del Toro y Darién, donde se concentra el 62,6 por ciento de la población originaria del país, precisó el documento.

Según el Índice de Pobreza Muldimensional Panamá 2018, el 15,6 por ciento de los niños, niñas y adolescentes pobres carece de una alimentación variada, lo cual incide en el adecuado funcionamiento del organismo, la capacidad de aprendizaje y la prevención de factores de riesgo de enfermedades, explicó Prosperi.

Precisó que la falta de nutrientes puede reflejarse en el retraso del crecimiento, debido al bajo nivel de la lactancia materna exclusiva, malos hábitos de alimentación infantil e infecciones recurrentes, además de asociarse a problemas de salud como la anemia y en ocasiones a la muerte.

De acuerdo con la Declaración de los Derechos del Niño, todos deben tener garantizada una alimentación suficiente, accesible, duradera y en condiciones saludables, de ahí que garantizar la seguridad alimentaria y nutricional sea uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, de la cual Panamá es signataria.