La integridad en la política panameña

 La integridad en la política panameña

La bitácora

Ebrahim Asvat

Integridad.  Qué bonita suena esa palabra cuando podemos señalar a una persona como íntegra. Una persona íntegra es una persona siempre dispuesta a hacer lo correcto en el entorno en que se encuentre.  

En un entorno gubernamental hacer lo correcto es lo que se encaja dentro de la ley y se puede ser totalmente transparente sin afectar en lo más mínimo la honra personal.  Un funcionario íntegro es la excepción hoy en día en un mundo cada vez más mercantilizado.

Entrar a la política ya viene viciada con intereses mezquinos. Se torna difícil ser político y a la vez íntegro. El sistema político se ha adecuado para que ingresen solo los bribones. Los bribones políticos no pueden convivir con los íntegros. Los debe mantener distanciados del ejercicio político.  Se dan cuenta de los chanchullos y eso es un peligro. ¿Muchos dirán y por qué no hay más gente íntegra en el gobierno? La verdad, el sistema está diseñado para que no entren.  

Y ahora con la participación del narcotráfico en la política menos oportunidades existen para los íntegros. El dinero, ese aceite necesario para participar en las elecciones, viene comprometido y el dinero sucio no patrocina la luz sino la oscuridad. Es por ello que hay temas que no se van a resolver. Ni la corrupción, ni el lavado de dinero sucio, ni los delitos económicos y comerciales (fraude, coimas, contrabando, falsificaciones). Tampoco los favores que se esperan en política, la compra de embajadas y consulados o la designación de cargos ministeriales o de directores. Muchos de ellos designados por compromisos económicos o partidarios. Cuando la política se maneja enteramente así existe poca posibilidad que el sistema cambie o se reforme.    

Además de la necesaria valentía del dirigente se requiere un cambio en la correlación de las fuerzas para arrinconar a los grupos de intereses delictivos.   Y ese cambio de la correlación de fuerzas dependerá de la capacidad del líder de sumar otras fuerzas distintas no comprometidas con su elección.   

 Algo de ese estilo sucedió luego del golpe de Estado con el General Omar Torrijos. Su gobernabilidad y su proyecto nacional se logró cuando cambió la correlación de fuerzas dentro de la política panameña. Los grupos políticos y económicos tradicionales le dieron la espalda al golpe de Estado y otros sectores no determinantes de la política panameña se activaron y vieron la oportunidad de participación.   El momentum generado por la falta de apoyo del sector determinante de la política panameña permitió que el sector dominante de la población llenara el vacío.  Y de allí en adelante cambió la política panameña para bien o para mal según el prisma como se quiera ver. Ahora toca otro revolcón dentro del proceso democrático para llevar integridad a la vida política.

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