El Coronavirus pone a prueba los valores humanos
Por Luis Alberto Díaz
Cada vez que la humanidad se enfrenta a una crisis o a una tragedia afloran sentimientos y actitudes solidarias, que tienen su raíz en el sentido gregario del ser humano y en los valores que ha creado a través del tiempo.
Muchas de las actuaciones y los sentimientos desembocan en lo que, universalmente, se conoce como solidaridad. Y ese ser solidario se dará en mayor o menor grado según los valores que tenga la persona o la población que se desenvuelva en determinada cultura. Con la pandemia del Coronavirus, tales valores son puestos a prueba y repercuten en el manejo colectivo de la enfermedad.
En China y Japón, por ejemplo, la población tiene un alto sentido del respeto y el deber, por lo que acatar el pedido de las autoridades de quedarse en casa y la ética personal de chinos y japoneses han resultado claves para contener el avance del virus. De allí los resultados obtenidos en cuanto a su control y el retorno paulatino a la vida normal en dichos países.
Lo ocurrido en países como Italia, España y algunos otros donde el Coronavirus ha hecho estragos, el denominador común ha sido la desobediencia al pedido de las autoridades sanitarias de quedarse en casa, el tomar el tiempo libre obligatorio que se ha decretado para vacacionar en campos y playas, y el acaparamiento de alimentos y productos de limpieza e higiene.
Precisamente, en esa desobediencia y acaparamiento, se ponen a prueba los valores humanos. Controlar la expansión del virus con el menor riesgo de contagio y pérdidas humanas posible, parte de la calidad y el arraigo de esos valores entre la población. Si los habitantes cooperan con las autoridades acatando sus recomendaciones, si el que acaparó productos y artículos esenciales comparte con el vecino necesitado lo que tomó en demasía, si se actúa con responsabilidad y honestidad ante las situaciones que nos impone la pandemia, entonces tendremos la esperanza de salir prontamente de esta crisis. Si, por el contrario, prevalecen las actitudes egoístas y personalistas en este tiempo de Coronavirus, la salida será más dolorosa y demorada.
La ética, el respeto al prójimo, la tolerancia, la bondad, la paz, la solidaridad, el amor, la justicia, la responsabilidad, la equidad, la amistad, la libertad, la honestidad, son principios universales por los que se rige la mayoría de las personas. En ellos se fundamentan sus valores y, en ellos, está hacer la diferencia entre superar pronto la pandemia del Coronavirus o sufrir sus consecuencias más allá de lo deseado por cada uno de nosotros.