Crónicas en tiempo de Coronavirus. Una odisea aeroportuaria
Bitácora
Ebrahim Asvat
El 6 de marzo tome un vuelo de Panamá a Manchester por Lufthansa vía Frankfurt. Fui a ver un juego de balonpie entre Liverpool vs Atlético de Madrid. Lo mío fue materializar un deseo. Estaba en mi lista de cosas por hacer en la vida. Ver un juego de Liverpool FC en el Estadio Anfield. Ese estadio tiene una capacidad para 52,000 personas y los fanáticos de Liverpool son algo del otro mundo.
El viaje surgió de repente luego que a través de unos contactos familiares conseguimos los boletos de entrada. Ya anteriormente tuve la oportunidad de ver un juego del Paris St. Germain en Paris. Pero nunca me imaginé que el regreso a Panamá sería una verdadera odisea. Mi vuelo de regreso estaba programado para el 15 de marzo. El gobierno nacional había decretado el cese de los vuelos desde Europa a partir de ese día por lo que hice esfuerzos por cambiar mi vuelo a Bogotá y desde Bogotá regresar a Panamá.
Estando en el aeropuerto de Manchester me niegan abordar el vuelo por estar sobrevendido el trayecto Frankfurt –Bogotá. Todo esto a pesar de estar listado como pasajero para tal vuelo. Me sugirieron viajar por los Estados Unidos Vía Newark. No tuve inconvenientes. Mi interés era regresar a Panamá lo antes posible. Donald Trump ya había suspendido los vuelos desde Europa a partir del 14 de marzo con excepción del Reino Unido. Así que esa opción la acepté y pude tomar el vuelo a Newark, Nueva Jersey.
El inconveniente fue que al llegar a los Estados Unidos la interpretación que le dieron a la suspensión Europea aplicaba a cualquier persona que hubiese estado en Europa Continental en los 14 días anteriores. En mi caso yo sólo estuve de tránsito por Frankfurt hacia el Reino Unido pero a falta de claridad aplicaban la disposición en forma absoluta y quedaba yo incorporado a esa decisión presidencial. Perdí mi vuelo de conexión a Panamá y terminé en las oficinas de inmigración donde luego de dar testimonio y firmar varios formularios tuve que renunciar a entrar a los Estados Unidos y tomar el próximo vuelo a Panamá que salía nueve horas después.
Bastante cómica la situación pues al ingresar a los Estados Unidos me incorporaban como una persona que no podía entrar por haber permanecido aunque fuese en tránsito en los catorce días anteriores en un aeropuerto de Alemania. Sin embargo, para salir de los Estados Unidos ante esa circunstancia tenía que renunciar a mi derecho a entrar a los Estados Unidos por tener una visa vigente. Es decir, fue como si nunca hubiese entrado a los Estados Unidos a pesar de estar en el aeropuerto. Igual a mi situación de tránsito por el aeropuerto de Frankfurt y que fue la causal por la cual no podía haber ingresado a los Estados Unidos. Algo Kafkiano. Al final me montaron en el próximo vuelo a Panamá acompañado de las autoridades de migración. Así como yo, otras decenas de pasajeros pasaron por situación similar.
Al llegar a Panamá tuve otro encontrón con migración y salud. Ahora inclusive me obligaron a mantenerme bajo auto alislamiento voluntario por 14 días y me manifestaron que estarían en comunicación conmigo. Cumplí con mi obligación y me encerré por 14 días aislado de mi familia. Hago la salvedad de que ningún funcionario de Salud me llamó, ni me contacto durante ese período. Como yo, cuantos otros se les dijo lo mismo sin haberse establecido control alguno.