Por Ricardo Cerezo Rodríguez

Ayer, 30 de abril de 2020, escuché en el período de incidencia de la Asamblea Nacional de Diputados, al señor Jairo Salazar Ramírez » Bolota», en voz altisonante, decir, » YO DEFIENDO AL P.R.D.»

He seguido, las intervenciones del señor SALAZAR RAMIREZ, y como miembro del Partido Revolucionario Democrático (P.R.D.), para ser lo más objetivo posible, en algunas ocasiones he compartido sus argumentaciones y, como ser pensante, en otras circunstancias, he de disentir de sus  planteamientos parlamentario.

Nadie que se jacta, de defender al P.R.D, debe guardar silencio cómplice, cuando se pretende destruir la organización política a la que pertenece.

El P R.D., a la que orgullosamente pertenezco, es indubitable que está padeciendo de severas y contundentes críticas como partido gobernante en el combate frontal a esta crisis sanitaria y que tiene como actor letal al COVID-19, en donde algunos funcionarios,  gracias a Dios, no todos, han incurrido en presuntas acciones administrativas reprochables socialmente (contrataciones directas, vía excepción, en la adquisición de bienes y servicios), en la que neófitos y expertos mercadólogos, han advertido, notorios y probados sobreprecios.

 Quiero dejar claro, que bajo ninguna circunstancia, estoy de acuerdo, con aquellos que han pretendido patear las arcas y golear el Patrimonio Económico del Estado Panameño.

No puedo concebir, que un «aparente miembro del P.R D.» y Parlamentario, como lo es el señor Jairo Salazar Ramírez, desprestigie la gestión de gobierno del Presidente Laurentino Cortizo Cohen y ninguna autoridad  política del partido o del gobierno central, sea capaz de llamar la atención de manera enérgica y ejemplarizantes, a quien dice ser el defensor del pueblo y los colonenses.

El Diputado Jairo Salazar Ramírez, debe definir, de una vez por todas, si es miembro del P.R.D y Diputado de la Bancada Oficialista o es un ferviente simpatizante del Partido Cambio Democrático (CD)  y de la Bancada Opositora. Se es o no se es.

Diputado Jairo Salazar Ramírez «Bolota «, no se requiere ser un analista político ni psicólogo conductual, para concluir, que más allá de toda duda razonable, sus actuaciones y decisiones, están muy distante del comportamiento ideológico de un P.R.D  y, lo que es peor, de un Diputado por o del P.R.D.

En ese mismo orden de ideas, toda persona es libre de contratar los servicios profesionales de un abogado, sin distinguir, si es o no del P.RD. Como abogado y miembro del P.R.D., me siento orgulloso de los profesionales del derecho del P.R.D y,  créame, señor Jairo Salazar Ramírez, sin faltar a la ética profesional, son iguales y hasta mejores, que sus abogados del Partido Cambio Democrático.

    Una similitud a su peculiar estilo, soy el hijo mayor de la señora Alba Rodríguez de Cerezo (vendedora de calzados del otrora almacén La Aurora de Colón) y del  señor Ricardo Zoilo Cerezo Gómez (educador jubilado); nacido en Calle 3 y 4 Avenida Bolívar y Herrera, Corregimiento del Barrio Norte de Colón y que cualquiera en un simple recorrido, podrá percatarse de la pobreza y miseria, que por casi tres lustros, se mantiene sumergido este Corregimiento; orgullosamente egresado del Colegio Abel Bravo de Colón y de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá.

    Señor Jairo Salazar Ramírez «Bolota «, somos hijos nacidos en o del gueto, pero a diferencia de Usted, ostento dignamente un sólo título universitario y humildemente con los más altos honores académicos  y no ando alardeando de licenciaturas, posgrados, maestrías y otras hierbas aromáticas académicas.

 Comprenda señor  Jairo Salazar Ramírez, que no hay mayor o mejor virtud, que la sabiduría de la humildad.

*El autor Ricardo Cerezo Rodríguez es abogado