Recordando los Diablos Rojos, plaga de décadas
Por: Roberto Rodríguez
Esta semana mi madre cumple 10 años de haber fallecido. Lastimosamente, su fallecimiento no fue por encontrarse enferma, sino porque por décadas en Panamá tuvimos una peste que muchos ahora ya olvidaron: los llamados diablos rojos, que trajeron mucho luto y sufrimiento a cientos de familias panameñas.
Las constantes noticias e imágenes, en los medios de comunicación, de personas muertas bajo las ruedas de los diablos rojos eran el pan nuestro de cada día; nadie se salvaba: niños, jóvenes, hombres, mujeres y embarazadas, sin importar la edad, cualquiera podía ser la víctima. Realmente era una crisis la que vivimos los panameños con una mafia (los transportistas y los sindicatos) que gozaba de impunidad y eran inmunes a la ley. Los «homicidios» provocados por la irresponsabilidad de los conductores no eran castigados y, lo peor, era que regresaban nuevamente a las calles a conducir.
Mi madre era una mujer jovial y alegre, era el motor de la casa que ponía a todos a andar. Quién diría que ahora estemos recordando su muerte y lo peor de nuestro recuerdo, es que el conductor de ese “Diablo Rojo” se encuentre hoy libre y disfrutando con su familia como si nada hubiese pasado. Definitivamente que eran una mafia en el país.
Por muchas décadas, no había quien le pusiera el cascabel al gato y los transportistas cometían sus arbitrariedades al margen de la Ley, sin que nadie les pusiera orden. Esa realidad cambió cuando el ministro de la Presidencia de esa época, Jimmy Papadimitriu, pese a la resistencia del sector transporte, contribuyó en la modernización y eliminó los Diablos Rojos, transformando así a un nuevo sistema de transporte colectivo que se mantiene hoy día.
Si comparamos lo que eran los Diablos Rojos con el nuevo Metro Bus, diríamos que dimos un giro de 360 grados, pasamos de buses viejos con música escandalosa, sillas rotas, troneras, sin seguro y en carreras constantes a buses nuevos con aire acondicionado, con horario establecido y sin escándalos.
Y qué decir de los conductores que, además de patanes, hacían regatas en las avenidas, so pretexto que tenían que cumplir con la cuota que debían entregar a los dueños; no respetaban a nadie y a cualquier persona que se quejara lo mandaban a bajar, además de que su slogan era: “Entren que caben 100¨. Hoy día tenemos conductores educados, que ayudan a los pasajeros especiales a subir, que cumplen una jornada de trabajo y, además, el nuevo sistema cuenta con un seguro para los usuarios que puedan resultar afectados por algún accidente.
Anualmente, cientos de personas eran víctimas fatales del transporte colectivo (Diablos Rojos), también hoy día hay muchísimas víctimas que resultaron afectadas con los accidentes de tránsito y que nadie respondió, al no existir ni siquiera un seguro para terceros. Hoy son muchas las familias que lamentan las pérdidas de sus familiares en accidentes, que en ocasiones ocurrieron por imprudencia al volante. Como siempre, de todo lo malo debemos sacar algo positivo, solo esperamos que las muertes de tantas personas no sean en vano, los Diablos Rojos quedaron en el pasado y esperamos que nunca jamás vuelvan a las calles a causar luto y dolor en las familias panameñas.
[11:40 a. m., 10/5/2020] Astrid Salazar: Hola persona q conocí en el gobierno me mando este artículo para publicarlo en algún medio. Tú podrías subirlo