Repensar el gobierno
¿Qué es un gobierno? Para que sirve. Nos debemos someter a los designios de unos procesos electorales que se limitan a designar al proximo líder de una estructura que obedece a sus propios intereses y no de la población. Entre cuyos objetivos esta de acomodarse económicamente en función de gobierno. Hemos caído en un círculo vicioso por aceptar unas reglas formales de la democracia donde los jugadores profesionales son idénticos, aunque en distintos equipos. Y cuando elegimos seguimos siendo gobernados con las mismas reglas formales ajenas a los verdaderos fines del Estado.
La búsqueda de una salida a este impasse solo lo podremos lograr cuando las respuestas surjan de abajo hacia arriba. Si vivimos embriagados por unas supuestas reglas formales de la democracia representativa no lograremos salir del impasse donde nos encontramos. Es algo así como romper el enigma del nudo gordiano con un sablazo de una vez por todas. A los panameños con estos instrumentos de la democracia formal nos mantienen engañados e indefensos. Cada cinco años cambia el equipo pero el sistema sigue siendo el mismo. Las carencias siguen siendo las mismas, la corrupción varía en grados pero sigue latente y devorando.
No somos capaces de instrumentar la pena de muerte a los corruptos colgándolos del Parque Porras. Pero mandamos al otro mundo a miles de panameños por no poder realizarle una operación quirúrgica o proveer de los medicamentos necesarios. Alguien decía que la corrupción tiene nombre. Yo diría que tiene apellido, pues cada vez que algún pelafustán disfrazado de político sacia sus ansias de bienestar económico extrayendo fondos del Tesoro Nacional lo comparte con su cónyuge, con sus hijos, con sus padres y sus familiares. Pues si fuese pecado social, ellos serían los primero que denunciarían al delincuente y lo estigmatizarian en la familia.
Pero no es así, son co-participes de sus fechorías. Aceptan la nueva comodidad en sus nuevas vidas con absoluta tranquilidad. Por eso maldigo a todo aquel que le ha robado la esperanza a un niño, le ha quitado los medicamentos o la atención médica a un panameño, le robe el sueño a un joven, le quite la paz de la vejez a un adulto mayor. Lo maldigo a él y a todo aquel familiar que disfrute de ese dinero malhabido.
Y que ese dinero sea como la cicuta que le envena la sangre a todos los que de ella se alimentan. Porque ya basta de este juego macabro. Que el dinero malhabido le nuble la vida a todas sus generaciones como ese karma que se paga por violentar el orden social. No vamos a desvincularnos de esa corrupción atroz que invade las mentes de los pseudo politicos de patio hasta tanto no logremos ejemplarizar las consecuencias de sus actos enviándolos al infierno del más allá. Aquí no basta un Presidente buena gente.