¿Por qué es importante leer?
La bitácora
Por : Ebrahim Asvat
Hay autores que te rompen el esquema mental. Y es algo necesario para saber que nuestras mentes están estructuradas desde pequeños y llevan con ellos una forma parcializada de ver el mundo, prejuicios inculcados, un patrón de conducta condicionada. Algunos de esos comportamientos o juicios se encuentran tan asimilados y lo damos como un hecho.
Fue a través de filósofos como Roland Barthes, y Críticos Culturales como Stuart Hall donde aprendí como las imágenes pueden representar subliminalmente una condición de dominio o superioridad racial o una farsa muy bien estructurada. ¿Y cómo reaccionamos ante ella?
Un soldado negro o hindú enlistado para pelear en la Segunda Guerra Mundial para el ejército inglés o francés. ¿Qué te dice esa imagen conociendo a ese mismo país por la cual dices defender con tu vida te considera un no-ciudadano inglés o francés sin derechos de ciudadanía y a un status de inferioridad?
Con Lacan y Zizek aprendí a ver los giros del lenguaje y como obtener distintas interpretaciones. Marx, Gramsci, Said, las relaciones de poder y la visión eurocéntrica del Oriente que prevalecen en la mayoría de los textos académicos. ¿ Qué hay detrás de una proposición o tesis? ¿ Desde qué perspectiva analiza al objeto de su estudio? ¿Cuáles son las relaciones de poder o supremacía que implícitamente prevalecen en sus conclusiones? Estamos constantemente bombardeados de visiones de superioridad racial, religiosa, y eurocéntricas que sin hacer un alto al análisis pasan desapercibidos y nos convertimos en meras ovejas de un rebaño ajeno.
Y ese bombardeo se disfraza en todos esos contenidos culturales que recibimos a diario y nos hace ver a los adversarios del imperio (EUA, Europa, Rusia) como adversarios nuestros. Nos adherimos a los prejuicios de ellos y descontamos cualquier posibilidad de adscribirnos un criterio propio.
Yo crecí creyendo que los cowboys eran los buenos y los indios los malos. Matar a los indios un acto de justicia y de supervivencia de los inmigrantes anglosajones. Las películas eran de cowboys o de la segunda guerra mundial donde terminas odiando no a los nazis sino a los alemanes. Los imperialistas tenían razón frente a los chinos en los “55 días en Pekín”. Los ingleses en “Khartoum” frente a los Árabes Sudaneses. Que Lawrence de Arabia luchó por la independencia de los árabes cuando fue el predecesor de la repartición territorial del mundo árabe entre ingleses y franceses.
Todas estas películas épicas me distorsionaron mi estructura de pensamiento y requirió el estudio a través de las obras de pensadores de la periferia o pos colonialistas. Sin mi curiosidad por el conocimiento jamás habría entendido como nuestras mentes a través de los medios informativos y académicos recoge un pensamiento eurocéntrico, colonialista, de superioridad del hombre blanco sobre las demás razas o grupos sociales. Como también una cristianidad mal interpretada ha visto a las religiones del mediterráneo (judaísmo e islam) con ojos de persecución y desprecio.
El estudio de los pueblos y las civilizaciones bajo distintos grados de desarrollo frente a la superioridad de la denominada “occidental o europea”. Nada de esto lo interpreto con un carácter de desprecio sino como una forma de entender como en la mayoría de los casos somos objeto de estudio por otros a través de sus ojos, bajo el prisma del cristal ajeno y en ocasiones con claro deseo de reflejar nuestro carácter de objeto a la luz del sujeto que nos analiza y diserta. Sin la lectura y la búsqueda del conocimiento nada de eso hubiese sido posible.