Una comedia de errores
La bitácora
Por Ebrahim Asvat
No ha existido un momento durante esta pandemia más vergonzosa que la conferencia de prensa donde se anuncia la apertura de los comercios de venta detal y salón de bellezas.
El gran anuncio no era tal. Los comercios de venta al detal pueden abrir, pero no se les permite a los locales recibir clientes. Solo entregas en las puertas del local o en los estacionamientos. Las ventas deben ser por internet o teléfono. Ya el comercio electrónico estaba habilitado en el Grupo 1.
Pero hay más, los potenciales clientes estarán sujetos a las restricciones de movilidad de lunes a viernes por hora según sexo o numero de cédula. Es decir, dos días por dos horas los hombres y tres días por dos horas las mujeres. Los sábados y domingos seguiremos en cuarentena. Esto es un episodio más de aquella película de Jim Carrey “Dumb Dumber”.
El gran anuncio vino complementado con la apertura de algunas obras de construcción. En total 84 de las cuales nadie sabe como fue el proceso de elección. Las del gobierno pues sería una atribución de sus ministros, pero las obras privadas (15) debió ser algo así como una lotería clandestina donde se saben los números ganadores sin conocer como fue el proceso del sorteo. Da pena saber y ya nadie sabe si retornar al trabajo requerirá salvoconductos.
Las respuestas ministeriales han sido contradictorias. Igualmente resulta irónico que a los funcionarios hay que pedirles trabajar porque están cogiéndola suave. Esto no es cuestión de no estar hecho de leche condensada, de elucubrar conspiraciones o amenazar despidos. Quien no actúa como piensa, termina pensando como actúa.
El gobierno nacional es hoy en día una comedia de errores. El hazmerreír en las redes sociales. Mucho quizás sea producto de la extenuante cuarentena sin sentido. Privilegio de unos y martirio de otros. De verdad si esta crisis sanitaria y económica es administrada por lo que se considera como el mejor equipo: cierren la puerta, pero antes apaguen la luz.