Panamá al filo de su destrucción moral y social
Por Guillermo Castelló
Desde el observatorio que me da la vida que me ha tocado vivir, por los años que uno tiene y por la sensibilidad que ostenta, uno observa las cosas que suceden en nuestra querida Panamá. El mundo nos acusa de Paraíso Fiscal, de ser enlace y triangular de la droga, de blanquear capitales y de muchas cosas más, y nosotros nos pasamos la vida negando, lo que supuestamente, es evidente.
Mientras a uno le ponen las entidades financieras mil problemas para abrir una cuenta de ahorros, solicitando más documentos que si fuese a pedir un crédito, que uno le expresa al oficial bancario cuando se indica “señor vengo a que me abran una cuenta, no a comprar el banco “. Esas restricciones para unos, y para otros las puertas abiertas y de esa forma la entrada voluminosa de capital en las arcas de la institución bancaria o financiera. ¿Cómo va a ser? Así son las cosas que son así.
Dicen los más viejos, que en la época del General Noriega se respiraba ambientes de corrupción a la carta, que con la invasión de EE.UU. se diezmaron las corruptelas y los narcos y asesinos desaparecieron o los desaparecieron y poco a poco se echaban de menos a personas jóvenes y mayores que desaparecieron por estar vinculadas al sindicato del crimen organizado, que la dictadura del general Noriega, permitió.
Hoy en día estamos peor que en la época aquella, porque un sector de nuestra policía, supuestamente, está al servicio del crimen organizado convirtiéndose en la mafia todopoderosa que maneja los hilos del narcotráfico, corrupción, trata de blancas, blanqueo, secuestros, asesinatos y desapariciones, porque ya no cuentan las sensibilidades religiosas si no la PLATA, esa es la que manda, el dinero fácil, es el transporte que permite comprar y vender voluntades. Pero sobre todo es la máquina necesaria del poder, esté en manos de panameños, rusos, europeos, latinoamericanos; judíos, árabes o hindús. Todo es más de lo mismo: “Plata que caga la gata “
El eslogan de nuestra querida institución policial “Proteger y Servir” nos lleva a elevar una pregunta que dejamos en el aire para quien corresponda: ¿Proteger y servir a quien o a quiénes?
Cuando son, al parecer , algunos miembros cualificados de la propia policía , los que son la savia de las bandas y mafias más sanguinarias y atroces, como prueba más reciente la desarticulación de la reciente banda BAGDAD, dentro del operativo policial Neptuno, todos sabían de ella, y todos callaban, consintiendo sus atrocidades, hasta que cometió el error de entrar a entorpecer otros intereses de otras bandas más poderosas institucionalmente en las que supuestamente están algunos políticos, empresarios, abogados y policías que junto con las pandillas hacen y deshacen en esta Panamá del nunca jamás .
Claro que muchos dicen y dirán que se está avanzando en la lucha contra delincuencia organizada, pero por cada uno que cae quedan cien y nunca se van erradicar los poderes ocultos subterráneos que manejan la economía sumergida.
Por eso mientras no existan criterios y un partido político que se comprometa en la erradicación de las bandas y pandillas totalmente, acabar con las mafias establecidas en Colón, el Valle, Panamá, etc… Claro que será una guerra de guerrillas contra el poder silencioso de la muerte y la corrupción, pero no hay otra. La sociedad internacional ya no invierte en nuestra tierra porque la ve peligrosa y falta de credibilidad, pero sobre todo de ganta de garantías.
Por eso mientras la sociedad panameña y la propia que vive y trabaja aquí de otros países permitan estas prácticas no existirá un cambio en las políticas que son todos los que prometen y después no pueden cumplir porque se ven envueltos en el poder subterráneo.
¿Entonces, qué hay que hacer? Cambiar el sentido y la orientación social y política de Panamá con un proyecto nuevo diferente y diferenciado donde los protagonistas sean realmente los panameños, no dejando entrar en el “pastel” a las grandes familias que por aportar plata a las campañas electorales están comprando voluntades y al final esto es más de lo mismo. Gente nueva savia nueva es la que emane del pueblo, y lo que no puede ser o no debería ser que un “político” permanezca en política más de diez años.
Son muchas cosas que se pueden hacer todavía, porque Panamá es posible, pero tomando al toro por los cuernos -no por los gemelos- y cambiando la constitución para que la misma se adecue a la situación real que la sociedad panameña demanda. Por eso hay que tener valentía para luchar contra el poder establecido, el que sea, que se encuentre en manos de familias interesadas en sus proyectos y en sus intereses menospreciando los intereses generales de Panamá.
Porque la pregunta que cabría hacerle a los candidatos a presidentes es ¿por qué quiere ser Presidente de Panamá? Porque comprendemos a los que nunca estuvieron en política, que nos digan que quieren cambiar el país y dotar a Panamá de todo lo que le hace falta y que no tiene; seguridad , empleo , inversión , proyecto de futuro y dotarla e implementarla en servicios como el turismo y la industria .
Pero lo que la sociedad percibe es que los nuevos presidentes y sus gobiernos se pasan los años de su mandato deshaciendo lo que hicieron los anteriores gobernantes y si pueden instruyen procedimientos penales para el desprestigio personal de unos en beneficio de otros, y eso es el cuento del Nicasio acabar. O se hacen las cosas como se deben de hacer o mejor dejar que pase los tiempos y las epidemias porque como dicen: “ No hay mal que cien años dure “