Los desafío de la sociedad post pandemia
Por: Jorge Zúñiga Sánchez
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Las deficiencias en la educación y la salubridad pública, y el desempleo, son problemas nacidos todos de la distribución equitativas de las riquezas, temas que en tiempos electorales, adquieren una demagógica relevancia. Y como si esto fuera poco, apareció la pandemia, en la que salieron a relucir las capacidades profesionales y administrativas de muchos funcionarios, las muestras sinceras de solidaridad humana, y a la par de esto, la miopía de algunos “politiqueros”, para los que la tragedia global les brinda la oportunidad de recopilar material de descalificación para las elecciones del 2024.
Cada cual tiene la libertad de enlistar los efectos negativos de la pandemia, y repartir responsabilidades y culpas a conveniencia, y cada uno es libre para sugerir las fórmulas que nos permitan resolver el desastre creado al menor costo social posible. No está de más repetir que esto es tan delicado, que ningún grupo político ni social posee las respuestas al problema.
Por supuesto que también urge atender la justicia, reactivar la economía, generar empleos, y recuperar la credibilidad ciudadana hacia nuestras instituciones democráticas, de las que circulan tantas posturas contradictorias entre sí, que a simple vista muestran lo difícil que resulta sentarse a conversar sobre esos temas.
Sea que los actores políticos y sociales dialoguen o no, con incertidumbre se percibe en el ambiente “que las cosas ya no serán iguales”. Esto significa que “las cosas van a cambiar” al influjo y medidas de factores externos, y tal vez en ese punto, logremos crear consensos para lamentarnos y sufrir juntos.
Si drásticamente llegara a cambiar la forma en la que a futuro será concebida la vida en sociedad, ello significará que conceptos tales como democracia, soberanía, libertad y derecho, se ajustarán a las nuevas reglas de convivencia global, visión que por “los vientos que soplan”, colocará al interés privado por encima del colectivo, asegurándonos un saldo negativo para todos los panameños y panameñas.
La coyuntura no da espacio a imaginarios pesimistas, ni a “trabalenguas” ideológicos, y mucho menos a esos improvisados mesianismos electorales; ¡es momento oportuno de diálogos con la mirada puesta en lo que se nos bien encima¡.