¿A quién favorece la corrupción?
¿A quién favorece la corrupción?
Por: Jorge Zúñiga Sánchez
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La repuesta parece ser tan obvia: ¡sólo a los corruptos! Así que para erradicar el mal, solo es cosa de buscar al villano, y “colorín colorado”. Empero hay otras preguntas pendientes; por ejemplo, ¿es la corrupción como un tema moral o jurídico? ¿Cuándo y cómo estamos ante un acto de corrupción?
Es que con eso de que las personas dan por probada cualquier fechoría contra el erario estatal, basta que se les diga que “es un secreto a voces”, o que la fuente es digna “de entero crédito”, o queda validada simplemente con la circunstanciada “percepción ciudadana.
Ya no es necesario un fallo judicial para considerarte un corrupto. Basta y sobra que alguien insinúe algo turbio, y todo el mundo levantará su dedo acusador en contra tuya. Admitimos que como la ley y sus procedimientos resultan insuficientes para la luchar contra la corrupción, la participación de la comunidad es indispensable para alcanzar algún éxito. Pero, ¿cómo estar seguro que el interés que les mueve es genuino, o si persiguen algún propósito politiquero?
Paradójicamente esta esta “cacería de brujas” mediática, en la que al final no se llegará a saber quién realmente es corrupto, y quién no, fácilmente se mimetiza el funcionario y el empresario realmente “corrupto”. Llamamos la atención sobre este detalle, porque con un “call center” y un par de “influencers” a sueldo, el funcionario que persigue el delito, termina “embarrado” con cualquier invento, y se le descalifica.
Se han establecido categorías de corrupción, y hasta una particular métrica de comparación. Así, unas son permitidas, otras son admiradas, y otras son inocentes, porque al final terminamos calificado de honesto a un funcionario, solo porque robó menos que otro.
Mientras estamos distraídos, “guaqueando” cada uno por el triunfo de su “corrupto favorito”, los poderosos se ponen de acuerdo sobre muchas cosas, lo que incluye a quiénes deberán sacrificar, y una vez lavadas sus culpas, se presente inmaculados como la solución a los problemas que ellos crearon y agudizaron. De toda la campaña de desprestigio, que se ha activado contra la mal llamada “clase política”, toda la clase media sale “´pringada”. Esto lo aclaramos pues sobran los ilusos que creen que de este esta crisis política, cualquiera se tomará la silla presidencial en 2024.