Dejar de ser lo que somos para vivir fracasando en el deber ser.
Por Ebrahim Asvat
Por estar comparándonos con otros, los panameños dejamos de ser lo que somos y terminamos perennemente fracasando en el deber ser. No hay nada peor que estar constantemente criticándonos como deberíamos ser porque nuestras aspiraciones es ser como otros. Decía en una ocasión, si no me equivoco, Belisario Porras que no podíamos ser como Suiza porque hacen falta los suizos. Don Eusebio Morales, luego de nuestra independencia, se enfureció cuando veía que los norteamericanos nos veían como un país de negros. Este terror de como nos veían los demás resultó ser más importante a identificarnos a lo que realmente somos y aceptarnos con todas nuestra pluralidad, virtudes y defectos.
Las políticas de inmigración de principios del siglo pasado fueron promulgadas con la intención de emblanquecer la población panameña. Los colonos de Europa no llegaron a Panamá en cantidades esperadas.Quien querrá llegar a un país tropical infectado de enfermedades tropicales, calor insoportable y regiones selváticas.Entre esa opción y emigrar a Estados Unidos, Canadá o la Argentina era de esperarse el poco interés. Pero esa manera de imitar o querer parecernos a un país europeo o lo más cercano a un país de blancos fusionados con indígenas (el mestizaje no incluía al negro ni al chino) prevaleció para determinar nuestra verdadera nacionalidad. El resto serían los otros, los invitados. Quienes no representan la nacionalidad.
Siendo un país donde todos fueron o son hijos de inmigrantes ya teníamos una manera de vernos o por los menos la manera como las élites nacionales querían representarnos. Un proyecto que fracasó, pero continúa en la psiquis de los panameños por afán a asemejarnos a las conductas e instituciones europeas o estadounidense como si esto representara lo que somos y de allí nuestro perenne fracaso a lo que debemos ser. Si aceptáramos lo que somos tendríamos una mejor posibilidad de definir nuestro futuro, amoldar nuestras instituciones sociales y salir adelante con nuestra propia visión de lo bueno para los panameños.
Descolonizar la mente como señala el pensador africano Ngugi wa Thiong´o es quizás la labor más difícil para nuestros pueblos. Mirarnos con vergüenza es parte de ese mal que nos atrapa occidente y nos obliga a vernos como ellos, algo a la cual nunca podremos acceder pues está fuera de nuestra compleja visión cosmopolita. El encuentro de razas en nuestra América Central no nos amolda a los conceptos ideológicos o culturales ni de Europa ni de la América Indígena ni de África. Es algo propio es algo sui generis y sobre esa base o crisol de razas es nuestra obligación construir. Sobre esa base se desarrolla nuestra identidad. La cual tiene potencialidad y méritos para algo distinto y propio. Bueno suficiente pensamiento por hoy.