Un Premio Nobel para el Periodismo
Ernesto A. Holder
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), contabiliza a la fecha el asesinato de 18 periodistas alrededor del mundo. La organización Reporteros sin Fronteras señala que hay unos 350 periodistas encarcelados en diferentes países. Después de actividades profesionales como el militar, por ejemplo, el oficio del periodista y de los trabajadores de los medios de comunicación en campo, puede ser considerada una de las más peligrosas. Desde 1992, según el CPJ, han perdido la vida a razón de su actividad profesional 1416 periodistas y trabajadores de los medios: asesinados, en áreas de combate (fuego cruzado) o en asignaciones peligrosas.
Este año 2021, el Comité Noruego del Nobel otorgó el Premio de la Paz a dos periodistas en dos extremos del planeta, los periodistas María Ressa de Filipinas y Dmitri A. Muratov de Rusia, quienes fueron reconocidos por “su valiente lucha por la libertad de expresión, que es una condición previa para la democracia y la paz duradera”. La declaración oficial del Comité para el Nobel también subrayó que: “Son representantes de todos los periodistas que defienden este ideal en un mundo en el que la democracia y la libertad de prensa enfrentan condiciones cada vez más adversas”.
Seguramente ya han visto los perfiles de estos dos galardonados profesionales, pero nos queda reflexionar sobre el papel de los periodistas y los trabajadores de los medios en ese esfuerzo constante por definir la verdad, tema que coincidentemente expuse en “Los retos del comunicador” en mi escrito anterior y que, además, se presenta en el marco de la divulgación de los “Pandora Papers”, independientemente de los métodos investigativos y de obtención de data e información que dieron lugar a esas exposiciones.
He explorado este tema en el pasado. La vigilancia que ejercen los periodistas al actuar de los Gobiernos y personas altamente influyentes forma parte de un laberinto más complejo que pone en peligro sus vidas. Y tras el seguimiento de la información, una vez expuestas, abre cuestionamientos que como sociedad debemos enfrentar para adelantar el desarrollo cultural y social de la población.
En tiempos difíciles y que amenazan el bienestar a futuro de la mayoría, ¿qué periodismo es necesario? Históricamente, el ejercicio periodístico presentaba notables vacíos investigativos y poco exponía evidentes actos de corrupción, ante todo, ligados a la política y a la gestión gubernamental, y mucho menos, en términos generales, de los que probablemente ocurren en el sector privado. Ni antes ni ahora, el ejercicio periodístico nuestro goza de independencia; tiene necesariamente que limitarse ante los intereses de los anunciantes y dueños de los medios de trasmisión.
Pero más recientemente, se vienen dando notables esfuerzos por desenmascarar los peligros que representan el abuso del poder y la corrupción en detrimento de la mayoría. La labor de investigación periodística viene ganado espacio e incomodando a los que viven en las esferas del engaño y el abuso.
Es significativo que ambos ganadores del Nobel por la paz, María Ressa y Dmitri Muratov, han tenido que ejercer su labor periodística y de investigación desde el paraguas de los medios independientes. Eso les proporciona el espacio necesario, pero a la vez, limitada protección de las amenazas de autoridades y figuras poderosa de los círculos de poder.
A pesar de eso, tal como ha sido con estos laureados periodistas, cada periodista debe ejercer la profesión desde su conciencia, con independencia y bajo su propia responsabilidad, sin temor a ser perseguido y sin la atadura de leyes restrictivas. Por cada persona que ha dado su vida alrededor del mundo por esta profesión, debemos comprometernos a ejercerla con un sentido más ligado a la necesidad de pavimentar el camino hacia un futuro más alentador para todos.
Un colega reflexionó hace un tiempo que “al tener el poder para ejercer control sobre la opinión de la población, el comunicador es un actor de dos caras posibles, … una independiente y la otra modelada por la censura de los grandes monopolios económicos. Por lo tanto, tan vilipendiada profesión, debería ser ejercida por hombres y mujeres con un sentido de responsabilidad muy alto”. Este reconocimiento con el Nobel a los periodistas Ressa y Muratov, es un reconocimiento al papel liberador de la verdad que el mundo necesita de esta profesión. Solo así podremos realmente aspirar a la paz justa y duradera.
Comunicador social.