Por: Prof. Elka Rodríguez    [email protected]

Estos últimos días he presenciado una parranda de informaciones en distintos medios de comunicación, algunos han hecho de la noticia una piñata de gracia y se han dedicado a escuchar una sola parte, a condenar con sus comentarios, a publicar noticias y titulares malintencionados que no corresponden al contenido, en vez de investigar y darle el derecho a réplica al contrario.

Los medios tienen la sagrada tarea de informar verazmente a la opinión pública nacional sobre los hechos que acontecen. Perder la objetividad de parte del periodista constituye un peligro y un desprecio por la libertad y por todo lo que signifique derecho, orientación e información.

En el caso concreto de la Universidad Autónoma de Chiriquí, algunos periodistas se han apartado de sus sagrados deberes y de la ética periodística, dando rienda suelta a sus antojos e interés personal con el fin de echarle leña al fuego, y sacar beneficios de una profesión que tiene mucha trascendencia. Se han convertido en jueces y alarmistas.

Ciertos periodistas fundamentan sus noticias en bochinches de los patios limosos, rumores, comentarios improvisados, bolas que escuchan en otros medios y lo que dicen en las esquinas; el trabajo que hacen a la perfección es confundir a la opinión pública. Visiten la UNACHI, escudriñen antes de levantar la vara y golpear.

La gestión administrativa de la actual Rectora ha sido evaluada con 100% de Transparencia, cumpliendo con la Ley 6 de enero de 2002. Reitero investiguen, permitan que se difundan los proyectos positivos que se desarrollan en esta universidad, abran puertas para el derecho a réplica, y cumplan con su obligación de darle la seriedad que esta profesión se merece.

Algunos periodistas han caído muy bajos: condenando, ofendiendo, destruyendo el trabajo y la honra, acosando e irrespetando a la Rectora de la UNACHI. Se han ensañado contra su persona, se han convertido en verdugos en vez de informar con ecuanimidad. El periodismo se ejerce con dignidad transmitiendo al público la verdad, no emociones negativas que afectan la colectividad y crean el caos.

Lamentablemente, algunas corporaciones periodísticas en nuestro país son las que tienen el derecho para decir qué noticia es buena para vender su producto, y decidir que es la verdad sin investigar caso concreto de la UNACHI. Esta actuación es peligrosa porque están provocando agitaciones e inquietudes dentro de la familia universitaria, provocando un clima de desasosiego y temor el cual sabemos cómo inicia, pero no cómo puede terminar.