El Escorpión

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DIÁLOGO A MEDIAS

Sectores importantes de la población y del aparato productivo aún está fuera de la mesa de diálogo, porque la condición es incorporarlos en una segunda etapa del encuentro dialogante. El punto que no está totalmente claro es si los sectores hasta ahora marginados de la actual mesa de diálogo tendrán oportunidad de modificar lo acordado, si esto les afecta de manera grave. El país lo conformamos todos y las libertades y los derechos nos tocan a todos por igual. De quedar escrito en piedra el acuerdo que se logre en Penonomé, entonces habrá sido un diálogo a medias y, por consiguiente, la media solución del problema que ha creado esta crisis.

PREOCUPA LA IDEOLOGÍA

Diversos gremios y organizaciones expresan su preocupación por la agenda ideológica oculta que, tradicionalmente, mantienen ciertos actores de la vida nacional. Para nadie es un secreto que algunos propugnan por el marxismo y el cambio del sistema político y el modelo económico en Panamá. Mas aún si tales grupos exigen y se las ingenian para mantener la mayoría representativa en los diversos escenarios que se dan entre el gobierno y el liderazgo ciudadano. Derecho a la libertad de pensamiento, opinión, expresión, asociación y profesión ideológica y política tenemos todos, pero a lo que no tenemos derecho es a pretender llegar un día al poder para instaurar un régimen que conculque libertades y que violente los derechos humanos como ya es común entre la mayoría de los gobiernos marxistas que toman el poder en Latinoamérica.

PUEBLO CONTRA PUEBLO: ¿HASTA DÓNDE ES CIERTO?

A raíz del incidente en Horconcitos aumentaron las acusaciones de que las autoridades provocan el enfrentamiento de pueblo contra pueblo. Por una parte es verdad, al ellas permanecer pasivas o permisivas ante el cierre de la Carretera Panamericana. Por la otra, los roces entre los que cierran el paso y quienes quieren continuar su viaje se deben más, en el campo de los hechos, a la frustración y la alteración del ánimo que produce en las personas el estrés de estar sometidos a largas horas de tensión, bajo sol, lluvia, hambre y falta de sueño, esperando que salga una respuesta satisfactoria de la mesa de diálogo o que se abra el paso en la carretera de manera fluida y segura. Y así, llega el momento en que las aguas se desbordan y la paciencia alcanza el límite, trayendo como consecuencia casos de violencia y hechos lamentables. Lo mejor, al menos en las carreteras, es mantenerlas abiertas, como ya se ha hecho en Horconcitos, sin menoscabo del derecho a protestar y a transitar libremente. El espacio bien pude compartirse: la orilla para los de a pie, y el pavimento de circulación para los vehículos. Eso es lo civilizado.

VOLVER A LAS AULAS

La tarea pendiente después del levantamiento de las vías bloqueadas es el retorno a clases. Urge volver a las aulas, por el bien de los alumnos de aquellos que todavía se resisten a cumplir con el sagrado deber de educar. No hay motivo de huelga o paro docente que justifique la conculcación del derecho a estudiar de nuestros niños y jóvenes. ¿Cuántos años llevan sufriendo los estudiantes el periodo lectivo incompleto? ¿Cuál es su nivel de aprovechamiento con las interrupciones constantes de sus clases? Es hora de que el educador panameño comprenda que puede luchar, sin perjudicar a sus alumnos con la suspensión de clases. Bien puede acudir a impartirlas y luego irse a la calle a protestar. Eso sería tener vocación y responsabilidad como educador. Qué lejos está la gloria del ser abnegado que cuidaba con amor de la patria salud, cuando pasaba triunfante esparciendo torrente de luz y la escuela era su campo de guerra. En verdad hoy día, con excepción de algunos, hay docentes que no se merecen las profundas palabras del Himno al Maestro que otrora el pueblo cantaba con orgullo.

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