Odio cuando la naturaleza me pone a prueba en la literatura
Las 5 Esquinas de NY TV Show desde la Gran Manzana para el mundo
– Mis seguidores sabrán que soy enfermo por las obras de Albert Camus. Lo distingo ante muchos otros, pero sin reconocer que mis gustos personales en nada tienen que ser igual a los suyos y, si en algo coincidimos pues, mejor.
Por Ramon E. Polanco
La inspiración no me permite tranquilizarme. Odio con un rencor sencillo esta partitura de mi vida cuando la naturaleza me pone aprueba en la literatura. Me veo forzado a leer, escribir, revisar cosas y así por la estila, como dicen los haitianos. Mis seguidores sabrán que soy enfermo por las obras de Albert Camus. Lo distingo ante muchos otros, pero sin reconocer que mis gustos personales en nada tienen que ser igual a los suyos y, si en algo coincidimos pues, mejor. Sísifo, El extranjero, La peste y todos los demás, obtienen de mi parte un atractivo especial, por los temas, la literatura; le sumo casi un lenguaje corporal que se siente al leer estos libros. Camus, puede decirse que con cada libro publicado se anotaba un virao*.
En esta parte me toca ENDORSAR A: Johann Wolfgang Von Gornthe, alemán, quien sello con broche de oro un espacio que le pertenece por la narrativa y el desarrollo de un tema entre (tabú), pesadilla y menosprecio. Trajo el suicidio a colación con su famosa obra maestra Las penas del joven Werther. Un terrorismo de pasiones circunda el cuerpo de este joven cuando en una fiesta conoce una joven mayor que él y su corazón, sin permiso, se comportó como un enemigo enamorándose de dicha dama. Dentro de las circunstancias adversas en que se encontraba su misericordiosa transición de juventud no encontró desahogo por mucho tiempo. Se era infiel a si mismo en el sentido que quería desaparecer a otro mundo, pero la quería y no entendía como ella podía amar a otro.
“Sufro porque quisiera huir de este mundo, siento los mosquitos y el todopoderoso haciéndome sentir vivo”, decía. “Usted puede saber lo que yo siento, pero no lo que siente mi corazón”, como plegaria. “Nunca inventan un remedio para curar las emociones, ella es el único sentido de mi vida”, tarareaba. Tenía una frase que llevaba colgada en su pecho, como mochila: “El agua del mar se suicida estrellándose en las rocas”. De tanto sufrir El joven Werther, busco dos pistolas prestadas, ya lo había hecho antes, pero este fue el final; un disparo sobre su ojo izquierdo lo dejo moribundo por varias horas. El sufrimiento le acompaño hasta los últimos segundos de su trágica muerte.
NOTA:
*Anotarse un Virao. Dominicanismo, ganar una partida.
No he leído a FAUSTO, de Johann Gornthe, todavía, pero esta en mis planes esta semana. Ya lo comentaremos.