TRES LÍNEAS
EL PAPEL DE LA CORTE
La principal función de una corte suprema es la de ser un tribunal de última instancia a la que se recurre para alcanzar la justicia plena. Como máximo tribunal debe ser imparcial y corregir aquellos defectos de la aplicación de la ley por tribunales menores, salvaguardar a los ciudadanos de los abusos de las autoridades y los más poderosos, velar por el respeto y el fiel cumplimiento de las garantías constitucionales, y darle al pueblo la confianza en el sistema de administración de justicia.
Una corte cuyos integrantes gocen de solvencia moral, actuación honesta en sus fallos e independencia en la toma de decisiones con respecto al poder político y económico es garantía para el ejercicio del poder judicial y un fuerte pilar de las estructuras del régimen democrático.
Con la elección del magistrado del Tribunal Electoral que le toca nombrar a nuestra Corte Suprema, se ponen a prueba todos esos principios que deben prevalecer en el máximo tribunal de la nación. Más allá de los méritos jurídicos y el apego a la ley, los magistrados de la Corte deben valorar otros atributos de los funcionarios que les corresponde nombrar en otras instancias ajenas a su ámbito judicial. Y es allí en donde radica la disconformidad con lo actuado por ella en este caso.
- ¿Debe la Corte Suprema inmiscuirse en nombramientos de funcionarios ajenos al Órgano Judicial?
- ¿Siendo la autoridad nominadora queda comprometido moralmente el funcionario que ella nombre fuera de lo judicial a la subordinación a la Corte?
- ¿Hasta dónde debe seguir siendo la Corte Suprema juez y parte en los casos de esos nombramientos y en la investigación y juzgamiento de otros como los diputados sin comprometer su independencia judicial?