La historia de John Peter Williams
LA HISTORIA DE JOHN PETER WILLIAMS
(Segunda Parte)
Por Luís Fuentes Montenegro
¿Quién ciertamente era? ¿Delincuente, antisocial, de verdad un ejemplo heroico? ¿Cómo desentrañar, tras un siglo de su muerte, los hechos y las falacias entretejidas?
EN LA VÍSPERA DE LA MUERTE DE UN CONVICTO:
Durante quince meses John Peter Williams anduvo prófugo, escondiéndose. En efecto, había sido detenido y procesado en el tribunal de justicia de la Zona del Canal de Panamá, bajo leyes y normas de los Estados Unidos de América, siendo sindicado por varios delitos de robos, incluyendo el uso de arma en más de un caso. Queda condenado a 50 años de cárcel, unos refieren o afirman que fue destinado al presidio de Gamboa City. Lo cierto es que esa sentencia no incomodaba a las autoridades nacionales panameñas ni generó expresiones colectivas de disconformidad porque terminaba en una celda supeditada a la jurisdicción estadounidense.
La posterior fuga de John Peter Williams constituyó un hecho, la espectacularidad sobre el desarrollo de tal evento que se le atribuye, muchas veces se formula desde ópticas imaginativas, sobre todo en algunos referentes que pretenden encuadrar en la narrativa literaria o de sensacionales relatos.
Convertido en fugitivo pudo atraer la atención de las entidades policiales tanto de la Zona del Canal de Panamá y de aquellos estamentos nacionales panameños -a propósito, el padre del historiador Armando Fortune, según ha relatado el destacado sociólogo Gerardo Maloney, estuvo encargado de darle seguimiento al caso de John Peter Williams, siendo miembro de la entonces Policía Secreta de Panamá y que constituye un indicador de que en efecto, hubo actos y acciones delictivas que fueran atendidas por las autoridades nacionales-; por supuesto, también de algunos ciudadanos o más de uno de los moradores de ese otro arrabal que hemos descrito, pero intuyo que fundamentalmente considerado el convicto que de nuevo había logrado escapar de la prisión y sobre el cual se emprendía otra búsqueda.
En ese contexto dos situaciones pueden destacarse. Primero, la expedición de una especie de afiche en blanco y negro, el cual hace rememorar a los anuncios de las producciones cinematográficas sobre el lejano y viejo oeste americano, a aquellas series de vaqueros y pistoleros.
REWARD! Titulaba en mayúscula cerrada, indicando que se ofrecía cien dólares por el arresto o la información que propiciara la captura de John Peter Williams; se recalcaba que había cometido delitos en el territorio de la Zona del Canal de Panamá, se aportaba una copia de fotografía cuya imagen no se descifra con exactitud y se leen algunos datos que contribuyen a delinear una aproximación al perfil físico y sicológico, señalándose que ciertamente se trataba de un persona negra, de los grupos humanos provenientes del Caribe, panameño de 21 años, 5 pies, 4 pulgadas de estatura, 140 libras de peso; además, se hacen referencias sobre su modo de caminar, de que puede comunicarse tanto en inglés como en español y sobre su tendencia a leer historias sobre detectives.
El mencionado afiche contiene la firma de Chester Harding, quien funge como gobernador civil de la Zona del Canal de Panamá desde el 11 de enero de 1917 hasta el 27 de marzo de 1921, es decir en un lapso cuando las acciones delictivas de John Peter Williams parecen marchar en un apogeo.
El mismo gobernador estadounidense que afronta la huelga de los trabajadores de 1920 en la Zona del Canal de Panamá, cuyos líderes terminaron siendo expulsados y hubo consecuencias inmediatas no muy favorables para los obreros huelguistas, hecho que indica, se trataba de un periodo en el que también se desenvuelven situaciones sociales que de alguna manera recrudecían la convivencia, tanto en el entorno de la franja territorial canalera como en la ciudad de Panamá propiamente dicha.
El afiche o anuncio público firmado por Chester Harding y que connota la preocupación de las más altas autoridades estadounidense en Panamá por los asaltos que atribuyen a John Peter Williams, se emite alrededor de 1920 o quizás en 1919, tomándose en cuenta que según refiere, aquel muchacho prófugo contaba con 21 años, es decir unos dos años antes a que se produjera su muerte.
Una segunda situación que puede destacarse en el contexto de la veracidad se centra en el arribo del detective Ronald H. George al territorio panameño desde los Estados Unidos de América durante el lapso en que John Peter Williams deambulaba prófugo. Su arribo debió concretarse con posterioridad a aquel afiche suscrito por el gobernador de la Zona del Canal.
Al respecto, resalta el hecho de que formaba parte de la ya famosa agencia de detectives privados Los Pinkerton; una entidad que llevaba a cabo actividades de espionaje, de policía, de milicia, teniendo desempeños meritorios y algunos otros cuestionables. Su origen se remontaba a las acciones del escocés Allan Pinkerton y con posterioridad su apellido se convierte en una especie de sinónimo que alude a los detectives privados.
Los Pinkerton habían tenido participaciones destacadas en la Guerra Civil de los Estados Unidos de América, en la protección del presidente Abraham Lincoln, así mismo en acontecimientos sociales como en la huelga de Homestead de 1892, infiltrándose entre sindicalistas, obreros, ya sea para desarticular dichos movimientos o en labores de espías contra figuras como Pancho Villa en México y José Martí cuando estuvo exiliado de Cuba. Más allá de aquellos antecedentes, Los Pinkerton poseían un prestigio. Su presencia en Panamá sugiere que la situación de los robos, asaltos, de la delincuencia, en efecto incomodaba bastante a los estadounidenses establecidos en la Zona del Canal de Panamá.
Nos resulta complicado determinar si la presencia de Los Pinkerton se circunscribió a dicha persona o si hubo otros miembros de dicha agencia de detectives privados, quiénes a la verdad, no sólo arribaban al istmo panameño para ir detrás de John Peter Williams, sino para atender en general el fenómeno delincuencial que se estaba dando y afectaba tanto a los moradores como a las autoridades estadounidenses establecidos en Panamá, pues no todos los actos antisociales o delictivos de la época o dados en los entornos de la incipiente Zona del Canal de Panamá o en la ciudad propiamente dicha, podían atribuirse a esta misma persona.
LAS PARADOJAS EN LA INCIPIENTE SOCIEDAD REPUBLICANA:
Pese a las situaciones descritas, la historia oficial nos presenta (o enfatiza), por lo general, laudatoriamente, una sociedad panameña imbuida de los idearios de los proceres y del proceso fundacional del nuevo país tras los sucesos de 1903. Mientras el llamado liberalismo popular destaca y con ello “el arrabal santanero”, pero en esencia, serán las capas medias, los sectores de mayor desarrollo económico, de mayores formaciones educativas y aquellos que ya desde el siglo XIX venían evidenciando un empuje político y burocrático, “el otro arrabal”, ese arrabal más distante de los viejos muros que bifurcaban la ciudad colonial, aparentaban desaparecidas del escenario social protagónico, sumergidas en su pauperismo; es una parte de la ciudad y sociedad de entonces que parece no existir, salvo de manera tangencial.
Mientras para 1910, el Dr. Carlos A. Mendoza, ese destacado negro y baluarte de Santa Ana y de la historia patria, estaba convertido en el tercer presidente de la república de Panamá, más allá, en aquel “otro arrabal”, crecía un niño llamado John Peter Williams que sería reflejo de conductas antisociales, pero también crecían y habitaban personas que eligieron sendas diferentes y meritorias, provenientes de las mismas periferias; mientras uno de los próceres de la naciente república, propietario de uno de los periódicos y de un negocio de azar, proveniente de Cuba, forjaba su familia con una dama negra originaria de las llanuras de Chepo, al este de la ciudad, persiste una situación social complicada de vivienda, de salud, seguridad en ese “otro arrabal” referido.
Mientras en la década de 1910 hacia 1920, la figura del Dr. Belisario Porras se hallaba en auge y coexiste un proceso de modernización de la sociedad y del Estado, pavimentaciones de calles, plazas, edificaciones, por ejemplo, la aparición de La Exposición y de esos edificios, residencias con estilos versallescos, que repercuten en la ampliación de estructura de la ciudad y en los perímetros de poblados como Calidonia, Guachapalí, San Miguel, más allá del valor catastral y comercial que empiezan a representar algunos de sus contornos, estas circunscripciones en gran medida no dejaban de ser bolsones de carencias entre lo que sería el hermoso barrio de Bella Vista y la configuración de los condados de la Zona del Canal de Panamá.
En medio de tales indicadores, entre modernidad, vulnerabilidades sociales, auge de un liberalismo que a la postre figura conservatizarse, ante el periodo de crecimiento, niñez, adolescencia, juventud de John Peter Williams, parecieran mundos apartes, dos contextos contrapuestos, sin embargo, son realidades simultáneas y que confluyen en el panorama citadino de un mismo Panamá.
LA VIDA IGNORADA:
A pesar de las paradojas y de la confluencia de circunstancias y hechos disímiles, subsiste un campo familiar e íntimo. En efecto, John Peter Williams es hijo de negros que aparentemente provienen de Barbados, su padre Joshep Williams se desempeña en los trabajos de excavación para la construcción del canal interoceánico y según el periódico humorístico El Ají del 4 de diciembre de 1920, muere en un accidente en Corte de Culebra en 1913, es decir cuando John Peter Williams contaba con doce años. Por otro lado, su madre, de nombre Agatha, afronta solitaria la crianza de cuatro hijos de diferentes padres, pero fallece al año siguiente. Es decir, a partir de 1914 en adelante John Peter Williams será un adolescente huérfano de 13 años.
Se habla del sacerdote de la capilla de San Miguel quien le brinda apoyo y le ofrece albergue, tanto a él como a los otros tres hermanos, lo cual parece sugerir que John Peter Williams se hallaba en una situación social-económica extremadamente deplorable. Al parecer desempeña diferentes oficios a temprana edad, entre los cuales se mencionan los de limpiabotas y “aguatero” en la incipiente Zona del Canal de Panamá, es decir, cargaba envases de agua que llevaba a diferentes sitios. Por otro lado, de los hermanos de John Peter Williams ninguna otra referencia hemos topado, pero queda en claro, a partir de los 13 años en adelante, hasta el momento en que muere, se trataba de un muchacho sin padres y que pululó en la extrema pobreza.
Una pieza curiosa en el rompecabezas vivencial de John Peter Williams, lo representa aquella afirmación del mencionado periódico de que “jamás había asistido a la escuela y que no había conocido otra vida que la de miseria”, sin embargo, tal como se comprueba en el afiche que firmaba el gobernador zonians o zoneíta, Chester Harding, donde se ofrecía recompensa por su captura, se asevera que gustaba leer historias de detectives.
Salta a la vista que de alguna manera aprendió a leer y sentía satisfacción por ese tipo de lectura. De similar manera, llama la atención, aquellas referencias sobre su inclinación a tocar el instrumento musical de la armónica y que parecía ser, podía llevarlo a cabo con cierta destreza. Música y lectura, entonces pasan a ser dos rasgos interesantes que pululan en la personalidad de ese muchacho llamado John Peter Williams, pero rasgos que no atenúan sus actos delincuenciales cometidos, pero que ponen sobre el tapete la existencia de habilidades, para un forajido joven, venido de extrema pobreza y en condiciones disfuncionales de una familia.