El Escorpión
EL METRO SE PONE A TONO
Con la aceptación de tarjetas de crédito y débito de Visa y MasterCard en el Metro de Panamá, la ciudad gana en capacidad de servicio hacia los turistas y personas que utilizan el sistema de transporte de manera accidental o esporádica, poniéndose a tono con las realidades de otras urbes cosmopolitas en ese sentido. Para algunos visitantes resulta engorroso tener que comprar una tarjeta de usuario para usarla una sola vez o unos pocos días, haciendo un trámite que no está disponible en todas las estaciones del metro. Ojalá y otras entidades sigan el ejemplo, porque en algunas se les hace la vida imposible a los usuarios con algunos sistemas de pago arcaicos y estresantes.
MERCADEO PERVERSO
Los nuevos propietarios del Grupo Rey han introducido una práctica malsana hacia sus clientes, lo que provoca malestar y protestas por parte de estos. El juego de cifras con los precios inducen a pensar que hay un ahorro o precio reducido, cuando en realidad hay que leer la letra chiquita para poder acogerse al precio rebajado. Cuando la empresa estaba en manos de panameños el público no tenía esas confusiones provocadas por una táctica de mercadeo perversa, e iba con confianza a la caja para pagar el precio mostrado en la estantería sin lugar a equívocos. También podía llevar un segundo producto igual y en la oferta pagaba la mitad del precio del adicional. Ahora tiene que llevar 4 productos y si no lee bien la oferta y se deja llevar por el precio que dice ahora, lo más probable es que se le salga la bilis al llegar a la caja. Incluso le ponen un precio en números grandes que, al observar bien, se trata de la cantidad que puede ahorrarse y no del precio real. Y otro problema denunciado por los clientes es que en algunos artículos aparece un precio rebajado y al pasarlo por el detector de la caja no está actualizado termina pagando más por la mercancía seleccionada. Y no todo el lío está en el super, ahora para sacar fotocopias en las farmacias Metro, del mismo grupo comercial, hay que llevar la hoja para que le impriman la copia. Si siguen así perderán muchos clientes y la imagen de la empresa quedará impresa en la mente de los compradores como un negocio tramposo e indigno de la confianza del consumidor.
COBROS Y PAGOS ESTATALES
El sistema de recaudación y pago del estado necesita una revisión urgente. Aunque en algunos aspectos han tratado de modernizarlo, la realidad muestra más debilidades que fortalezas. Si el gobierno quiere realmente tener un nivel óptimo en sus recaudaciones y compra de bienes y servicios necesita agilizar los trámites y facilitar las transacciones. Uno de los puntos neurálgicos es la Dirección General de Ingresos, en la que para algunos trámites se pide tal cantidad de requisitos que resulta un calvario hacer las diligencias tributarias. La DGI debe enfocarse en recaudar los impuestos y dejar esas verificaciones para otras instancias departamentales o institucionales. También debe eliminarse la práctica de dar créditos cuando se paga en exceso: el dinero debe ser devuelto por el estado al contribuyente sin necesidad de que éste lo solicite. Y en cuanto a los pagos por los bienes y servicios contratados con el estado, lo propio es que los proveedores reciban su pago conforme los plazos pactados y no meses o años después. De esta manera lo que se venda al estado podría bajar de precio al no tener que hacer cálculos estimados sobre el tiempo que el dinero del proveedor queda congelado y, por consiguiente, hacer el incremento correspondiente previendo estas situaciones. Si se quiere poner la casa en orden, hay que empezar por la propia casa.
ESTACIONAMIENTOS INSUFICIENTES
Uno de los males más comunes en las instalaciones de las oficinas públicas es la falta de estacionamiento. Ya sean propios o arrendados, la mayoría de los edificios y locales carecen de suficiente espacio de aparcamiento. Ni siquiera pagando se pueden encontrar en algunos lugares donde se ubican los despachos. ¿Por qué no se prevén estas cosas cuando se construye o se arrienda? En edificios propios, los autos de los funcionarios ocupan la mayoría de los espacios en detrimento del usuario, al cual se deben. ¿Cómo un vehículo que estará 8 horas aparcado puede justificar el uso del puesto de estacionamiento por tanto tiempo ocioso? Es un mal que debe resolverse con inteligencia y voluntad, pero al parecer ambas cosas faltan en la mente y la conciencia de las autoridades. Por toda respuesta lo que se reciben son multas de mal estacionado o caer en las garras de los “bien cuidao” que se apoderan de los espacios públicos como si fueran amos y señores de la calle. Con los edificios o locales tomados en arrendamiento también hay otra situación subyacente, que tiene que ver con el favoritismo político que le da renta a un allegado sin que las instalaciones puedan manejar la gran cantidad de público que llega a hacer trámites en los despachos que los ocupan, comenzando con elevadores de poca capacidad, pasando por la ausencia de sanitarios para el público y terminando con el tema de los estacionamientos. Todo el asunto es un desastre y cada día hace más crisis. Ojo cuando estalle la bomba.