TRES LÍNEAS

 TRES LÍNEAS

Miembros de la Asamblea Nacional de Panamá reunidos en sesión plenaria. Foto Asamblea

Asamblea Contaminada

El Órgano Legislativo es, quizá, el pilar del régimen democrático, no solo por sus funciones y atribuciones legislativas y constitucionales, sino porque dentro de esa institución tienen participación todas las corrientes políticas e ideológicas surgidas de la voluntad popular; por ende, también es el más cercano a la población y en sus miembros tiene el ciudadano su representación y su voz ante el resto de los gobernantes y los poderes del Estado. Pero cuando dicho órgano se desvirtúa, por causa de la actuación y la ambición de poder de los grupos políticos que lo controlan, pierde toda su autoridad moral y su propia esencia. Eso, precisamente, es lo que ocurre con nuestra Asamblea Nacional. Contaminada por algunos de sus miembros que tuercen las leyes y los reglamentos que la rigen, para satisfacer apetitos propios y sectarios. Uno de los más claros ejemplos es el de creerse por encima del mandato constitucional en cuanto a la distribución equitativa de las plazas de diputados. Desde hace un par de periodos algunos circuitos tienen una cantidad de diputados que no les corresponde: algunos más, otros menos. Y ello, sumado a otras desdichadas actuaciones, no solo corrompe la entidad legislativa, sino que pone en peligro toda la institucionalidad del régimen democrático.

  1. ¿Por qué razón el bloque mayoritario de diputados se niega a recomponer la cantidad de diputados en los circuitos electorales que lo ameritan?
  2. ¿Tal actuación constituye un hecho punible por nuestras leyes?
  3. ¿Estará consciente la ciudadanía de la responsabilidad que tiene al darle o negarle el voto a los diputados involucrados que buscan la reelección en el cargo?

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