El Escorpión

 El Escorpión

A METERLOS PRESOS

Hay una larga lista de políticos investigados por acusaciones de peculados en el ejercicio de sus funciones como funcionarios. Algunos ya han sido juzgados y esperan la cárcel o intentan evitarla con recursos legales de todo tipo. ¿Cuánto nos cuestan estos peculados? En términos materiales son millones de dólares robados o mal utilizados en perjuicio de las arcas públicas y de la población. Pero el daño institucional es inconmensurable. La pérdida de fe en las instituciones públicas y los funcionarios no puede medirse en dinero, pero sus consecuencias son dañinas para el régimen democrático. Hay que purgar la política y las instituciones del estado investigando, juzgando y metiendo presos a todos los corruptos, ya se trate de monos gordos o monos flacos; hijos de papá y mamá o de la cocinera, que de unos y otros hay una larga lista. Cero tolerancia a la corrupción. Esa debe ser la consigna.

EL CAMINO FÁCIL

Cuando de inversión oficial se trata, para atender a la población joven, los que están en el poder o pretenden llegar a él se van por el camino fácil: patrocinar el deporte, como si fuera lo único a lo que aspira la juventud. ¿Acaso no hay niños y jóvenes que quisieran ser científicos, inventores, músicos o algún otro tipo de artistas? Pero para quien poco sentido de servicio y futuro tiene, lo más sencillo es regalar unas pelotas o construir una cancha de juegos, no importa si esta es reglamentaria o no: el único propósito es utilizar el deporte como arma proselitista y hacerse figura para ganar adeptos. El apoyo de estos personajes electoreros y politiqueros a la ciencia, la investigación, la innovación o la tecnología es nulo. Igual para el desarrollo de las artes, la danza, la música o el teatro. ¡Qué sabe el burro lo que es alfalfa!  Y tristemente muchos de ellos recibirán el voto popular, sin importarles cómo lo consiguen. Ojalá viniera un virus que los ataque solo a ellos y los haga sufrir una diarrea de cinco años.

FUTURO DE EPASA

El dictamen del tribunal que ordena el comiso de las acciones de Editora Panamá América implica la toma de importantes decisiones por parte del estado. Una vez que dicha orden se haga efectiva, las autoridades competentes tendrán que decidir el destino de dicha empresa, si todavía queda algo de ella. Lo más lógico es venderla al mejor postor, porque no es papel del estado manejar una empresa de comunicación como esa, ya que eso afectaría gravemente la libertad de prensa y de expresión. No podemos volver a los tiempos de la Editora Renovación que, paradójicamente, reemplazo la Epasa original. Bastante de eso tuvimos para repetir la historia. Por lo pronto, y para salvaguardar los bienes de la empresa y proteger los puestos de trabajo, sería conveniente nombrar un administrador judicial, para evitar la depredación de sus activos y heredar un cascarón de empresa y una planilla de trabajadores mermada moralmente y, quizá, burlada y vulnerada en sus derechos laborales.

EL VOTO DURO

Los partidos y candidatos tienen una base electoral que les da una base de votantes que sirve de piso para sus posibilidades de triunfo. Es lo que podríamos llamar el elector fiel o voto duro. Sin embargo, esa cuota de electores no resulta suficiente para que un partido, por sí solo, consiga ganar las elecciones. De allí la necesaria conformación de alianzas que les permita cohesionar los votos de cada uno y, así, aumentar las posibilidades de triunfo. Así las cosas, el camino de aquí hasta septiembre será difícil para todos los candidatos proclamados. Alguien tendrá que bajarse el caballo y allí estará la clave de todo: ¿quién, porqué y a cambio de qué aceptaría deponer sus ambiciones presidenciales? En esto tendrán que echar mano de ese voto duro que, dentro de la realidad actual, quizá no lo es tanto como se piensa. Aunque al panameño le gusta votar por una bandera partidista, el factor de las candidaturas independientes podría sorprender a más de cuatro, al menos en cargos de elección como diputados y alcaldes, porque a nivel presidencial, por los vientos que soplan, la oferta de candidatos por la libre postulación que se nos viene encima provoca más decepción que entusiasmo.

 

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