El Escorpión
CRECE EL REPUDIO
La participación y el repudio de la población hacia las decisiones tomadas por el gobierno nacional está en franco crecimiento. Las manifestaciones son más diversas al igual que los motivos de las convocatorias. Por un lado están los sectores combativos de siempre con sus métodos de choques frontales contra las unidades de policía; por otro, grupos de manifestantes representados por distintas asociaciones organizaciones sociales, cuya expresión pacifista es menos hostil en la calle pero insistente y con un discurso estructurado y más elaborado. En medio están los delincuentes e infiltrados que tratan de pescar en río revuelto con otros propósitos menos loables. Todos estos indicadores nos pintan un horizonte en el que el debate social va ser cada vez más intenso y provocará un cambio estructural en el país que, quizá, no imaginamos.
ANALFABETISMO POLÍTICO
El gobierno parece no hacer lectura de la situación que está gestándose en el sociedad panameña. Y cuando decimos gobierno nos referimos al conjunto de los tres órganos del estado, pero particularmente al legislativo y al ejecutivo. El legislativo parece haber renunciado a su función fiscalizadora de las actuaciones de los funcionarios del ejecutivo y los gobiernos locales, para transformarse en un ente dominado por diputados cómplices de los mandatarios de turno y su gabinete a cambio de favores y dádivas. El ejecutivo, por su parte, insiste en hacer uso de prácticas politiqueras que abiertamente rayan en actos de corrupción, no solo en relación con los bienes del estado sino con la violación y la manipulación de las leyes. Ambos parecen sufrir de un analfabetismo político que les impide hacer lectura de lo que acontece en nuestra sociedad. Si los diputados, el presidente y sus ministros no enderezan el rumbo pronto, al menos los jueces y magistrados deben erigirse en el órgano del estado en el cual la población pueda depositar su confianza para lograr el cambio que queremos de respeto a la Constitución y a las Leyes de la República.
TOME ACCIÓN PRESIDENTE
Los grandes estadistas y líderes políticos son probados en las crisis. Churchill, Roosevelt, De Gaulle, Golda Meir, Margaret Tatcher, Rómulo Betancourt y Nelson Mandela son ejemplo de ello. En este momento Panamá está entrando en una crisis que puede profundizarse. Su institucionalidad está herida por el partido que gobierna y sus aliados, su estructura económica está en riesgo por el endeudamiento irresponsable y el debilitamiento de la gobernabilidad, y el tejido social empieza a deshacerse por la pérdida de confianza en las autoridades y el sistema político. Necesitamos de usted, señor presidente, una demostración de liderazgo que lo haga erigirse, al menos en este momento, en el estadista que necesita Panamá. Tome decisiones firmes, y aquí no nos referimos a la represión, sino a que ponga alto a los que asaltan las arcas del estado e irrespetan las leyes y pisotean la Constitución. Haga un mea culpa con el contrato minero, causa detonante del malestar que sufrimos, y declare una moratoria con alcance nacional para todo proyecto de minería a cielo abierto en trámite, en fase de exploración o próximo a explotarse. Convoque a la unidad y al diálogo, pero no como los anteriores que han terminado en nada. Sea pronto, contundente y decidido. Hágalo ahora que está a tiempo, señor presidente, antes que las circunstancias lo empujen a tomar decisiones tardías que de nada le servirán a usted ni al país.
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