El Escorpión
QUERELLA DE PRODUCTORES
Muy duro trabajo tendrán las autoridades judiciales con la querella presentada por los productores de Tierras Altas en contra de quienes les han impedido el libre tránsito para movilizarse a atender sus fincas y sacar la producción para llevarla a los mercados de abasto. Primero hay que investigar, identificar a los líderes y dirigentes de los bloqueos de las carreteras del área y luego llamarlos a juicio si fuere el caso. El meollo del asunto está en que cada parte creer tener razón. Desde el punto de vista de quien cierra la vía e impide el paso, su legitimidad le viene del derecho a protestar. Desde la visión de los productores, su razón se fundamenta en el derecho a la libertad de tránsito sin impedimento forzoso por parte de otras personas. Corresponderá a la autoridad competente dirimir el problema, que desde el mandato de la ley podríamos suponer cuál será la decisión. La parte dura vendrá después, cuando haya que resarcir monetariamente los daños causados, si se conceden por parte de los tribunales. ¿Quién y cómo pagará? es la pregunta del millón.
ESTUDIANTE QUENQUERO
Así le llaman al joven que apareció en un video por las redes sociales cerrando las puertas de hierro de una de las facultades de la Universidad de Panamá. El individuo de marras en su improvisado discurso de barricada confundía el verbo repudiar con el verbo reprochar. Según él, las rejas las cerraba porque «reprochaba» el contrato minero. Entendemos que el contrato pueda repudiarse, rechazarse o hasta reprobarse, pero reprocharse no, porque eso es mas propio de hacerse contra una persona y no contra un documento. Verdaderamente tendrá mucho que explicar este supuesto estudiante, en especial cómo ha logrado ingresar con tan pobre vocabulario a la universidad y a una facultad en las que las carreras que imparte tienen como herramienta principal el idioma.
MARCHA UNIVERSITARIA
A propósito de nuestra primera casa de estudios, la manifestación que llevó ayer hasta los predios de la Corte Suprema y encabezada por su rector, es digna de encomio y reconocimiento. Contrario a lo que algunos nos tienen acostumbrados como imagen del universitario, la marcha se llevó en completo orden y presentó, con el arma poderosa de la palabra, sus argumentos y peticiones a las autoridades del órgano judicial. Estudio y lucha, reza su lema, dos cosas inseparables en la vida universitaria. Es con la razón y no con la fuerza que se puede transformar el país. Lamentablemente, algunos que se dicen universitarios prefieren el camino del caos y la violencia antes que el diálogo y la protesta pacífica. Donde hay violencia y caos quedan los resentimientos y eso, tristemente, es lo que vamos a cosechar si seguimos transitando los tortuosos caminos del uso de la fuerza, sea de donde sea que estos provengan.
OTRA PISTOLA AL AIRE
La falta de acción por parte de las autoridades para garantizar el libre tránsito pudo haber traído como consecuencia otra desgracia. Un extranjero residente en Panamá regresó a su auto y sacó un arma de fuego, después de pedirle a quienes cerraban la vía que le dieran permiso para pasar. De acuerdo con los primeros informes de la policía, los que entraron en disputa con el extranjero estaban en aparente estado de ebriedad. Todas las partes fueron conducidas a la estación de policía y puestas a órdenes de las autoridades competentes. Escenas como esta y otras donde se apedrean vehículos y ultrajan personas se vienen repitiendo con más frecuencia. ¿Qué esperamos? ¿Más muertos? Quienes protestan deben estar conscientes de dos cosas: Una protesta que vulnera el derecho ajeno no es pacífica. Y que el «enemigo» no es el productor, el enfermo, el que quiere llegar a su trabajo o el estudiante que debe estar recibiendo clases en la escuela. Ese no es el enemigo y no tiene por qué pagar por el que verdaderamente hace daño. Si no tenemos claridad en todas estas cosas nos esperan días muy aciagos y, posiblemente, de luto y dolor para algunas familias. ¡Reflexionemos!