Finanzas públicas, políticos y festín
Por @Avenabet Mercado
La nación tiene que continuar siendo una de la economía más abierta de América Latina, impulsada siempre con el esfuerzo de muchos empresarios honestos, el potencial comercial de la Zona Libre de Colón, el excelente desempeño vía acuática del Canal de Panamá o el impulso de los sectores agrícolas y ganaderos.
Además, de otros sectores económicos que aún requieren de más apoyo como la industria del turismo y la energía ambiental. Una economía semejante exige una condición de confianza en el sistema de gobierno por parte de los actores económicos, es decir trabajadores productivos, inversionistas arriesgados, ejecutivos avezados y consumidores con capacidad tanto de consumo como de ahorro.
Al impulso económico de Panamá, ejemplo de gran modelo hacia el desarrollo entre algunas naciones de América Latina, se ha unido como arrastre una manada de diputados y dirigentes políticos sin credibilidad, corruptos y que además, irrespetan el poder del sector empresarial como la gran maquinaria que impulsa el desarrollo.
No obstante, esa crisis de credibilidad y de irrespeto de la clase política no es culpa de la democracia, un sistema de libertad y justicia social; dicha crisis se origina por una camada de dirigentes, sin escuelas de cuadros entre los partidos políticos, que llegan con el sistema del “dedo” a la más alta estructura del tren gubernamental y manejan las finanzas públicas igual a un festín.
Hace falta voluntad y transparencia en la gestión pública de Panamá. Entonces, ahora, para inspirar confianza el próximo gobierno, que logre el triunfo en las elecciones de mayo 2024, tendrá que demostrar será un Gobierno de respeto, transparente, de participación política y concertación social.