SAL EN LA HERIDA

 SAL EN LA HERIDA

Nuestra Avenida Central es un laboratorio perfecto para estudiar el fenómeno del empleo y el trabajo por cuenta propia. Foto ilustrativa

Promesas de empleo

Como es común durante las campañas electorales las promesas de empleo están incluidas en el menú de los candidatos. Ya sea en cantidad de miles de puestos de trabajo, salarios mínimos en monto notablemente superior al actual o alguna tan vaga como el empleo y el salario digno. Todas están sobre el tapete y bajo el escrutinio de los votantes.

por Luis Alberto Díaz

Hace varias décadas un candidato prometía crear más de 200,000 mil empleos durante su carrera electoral por la presidencia de la república. Cifra descabellada por aquellos años, porque la economía del país no se movía a ese ritmo. Hoy no solo prometen cientos de miles de empleo, sino salarios mínimos que casi duplican el actual y planes para la vida digna en materia laboral que no especifican cómo llegará esa vida digna al desempleado o al trabajador que apenas tiene un salario de subsistencia.

Los candidatos deben ser más serios al hacer estas promesas, porque el pobre pone esperanzas en su trabajo para poder surgir y vivir mejor. Para los que tenemos mayor conciencia de lo que significan empleo y trabajo el asunto está más claro, no así para quien confunde los términos y le da igual uno y otro en su manera de interpretarlos.

Sin entrar en explicaciones teóricas y, para efecto de este escrito, el empleo es el trabajo que se realiza bajo la dependencia económica de otra persona y por el cual se paga un salario y existe una relación laboral conforme lo establece la ley. El trabajo es una actividad que ejerce una persona mediante su esfuerzo con el fin de obtener un resultado y que puede ser remunerado o no según las circunstancias bajo las que se realiza dicho esfuerzo.

Veamos tres ejemplos: un jardinero contratado por una empresa y que recibe un pago cada quincena por su trabajo y le pagan la cuota del seguro social. Otro jardinero que trabaja mediante acuerdo con alguien, sin más compromiso que el pago por esa tarea cada vez que la realiza. Y un tercer jardinero que hace trabajo voluntario para una asociación cada mes y no cobra por realizar esa tarea. Todos trabajan o realizan un trabajo, pero no todos lo hacen bajo la figura del empleo.

Con esta situación clara, las promesas de empleo que hacen los candidatos pueden ser vistas desde otra perspectiva. Si una economía como la nuestra que tiene una fuerte carga de personas que trabajan por cuenta propia, quizá superior al 50% de las personas que ejercen un trabajo, ¿cómo pueden crearse cientos de miles de empleos a un ritmo de cien mil por año? ¿Cómo puede elevarse el salario mínimo a casi el doble sin trastornar la economía y la estructura laboral? ¿Cómo puede haber empleo digno si no se define lo que se entiende por empleo digno?

Quizá lo que necesitamos escuchar de nuestros candidatos es qué cambios harán en las estructuras económicas para crear más empresas de manera sostenible y que estas, a su vez, ofrezcan los empleos que reclama la población, por una parte, y cómo harán para que esa inmensa mayoría que trabaja por cuenta propia pueda formalizar su actividad y perfeccionar la actividad que realizan para obtener mayor cualificación y calidad en lo que hace.

El asunto no está en prometer por prometer. Hay que hacer un diagnóstico del empleo y de la manera como el panameño se gana la vida por cuenta propia. A partir de allí deben hacerse los planes. No todos están para ser empleados ni el empleo es la única vía para obtener un ingreso que permita vivir dignamente. Si sabemos lo que tenemos, podemos alcanzar lo que queremos. Sin esta regla simple las promesas quedarán en promesas.

El mobiliario deteriorado en las entidades públicas destinado al uso de los usuarios es un reflejo de la desidia que impera entre sus administradores. Lea más aquí: https://aldiapanama.com/2024/03/tres-lineas-35/

Luis Alberto Diaz