Jueves 30 de mayo de 2024

¡TIERRA, TIERRA!

Así gritaba Rodrigo de Triana después de casi dos meses en el mar en el primer viaje de Cristóbal Colón; pero en Kuna Yala el grito es por otro motivo: el aumento del nivel del mar que obliga a la población isleña a abandonar sus hogares para trasladarse a tierra firme. A causa de ese desplazamiento forzado por la naturaleza, el gobierno hizo entrega de 300 casas en la Urbanización Nuevo Cartí, para reasentar a los habitantes de la isla Gardi Subdug de la comarca. Todo bien hasta aquí, pero la perdida del ambiente cultural también se la ha tragado no el mar, sino la falta de visión de los planificadores. Dicen que le han dejado espacio en la parte trasera de las casas para que construyan sus ranchos y preservar la temática cultural, pero no será lo mismo, porque lo construido en nada se diferencia de una barriada de viviendas populares de la capital. Para los traslados futuros hay que tomar en cuenta del diseño del emplazamiento actual y reproducirlo en tierra firme con materiales mixtos y, salvo el caso de las instalaciones agua potable y servicios sanitarios, procurar que la vida social de la población nativa transcurra los más apegado posible a lo que forzosamente abandonan.

AY LUCY QUERIDA

Vuelve Lucy la del montón de molinos a montar el potro salvaje del ministerio de educación, según ha trascendido de supuestas fuentes cercanas al Paquistaní 34.2 y su entorno. Aunque el diminutivo dijo en una entrevista hace poco tiempo que nombraría a un empresario al frente de la entidad educativa, parece que se ha decantado por la dama de sitio donde abundan los molinos. ¿Por qué sería? Las apuestas corren y van desde que no encontraba quién aceptara el cargo hasta aquello de que mejor es malo conocido que bueno por conocer. Sea cual sea el motivo, le deseamos suerte a la colega que viene por la revancha como ministra de esa cartera, aunque no entendemos muy bien que quiera pasar de nuevo por ese calvario. Dios la ampare.

NIÑA ANITA

La aprobación del proceso para la apertura de la causa de la dama santeña Anita Moreno Castillo debe ser motivo de gran alegría para el pueblo panameño. Aunque incipiente, el proceso canónico trae la esperanza de que Panamá cuente por primera vez con una beata y, posteriormente, si todos los pasos y requisitos se cumplen en ella, que tengamos una santa de nacionalidad panameña. Las virtudes y atributos que demostró en vida no la alejan de la vida de santidad, en especial por su dedicación a los pobres, entre ellos los enfermos y desvalidos, y su tesón por atender a los jóvenes y enseñar el catecismo de la Iglesia Católica. Sin duda una gran noticia para la comunidad santeña y el pueblo panameño en general.

NECESITAMOS ÁRBOLES

Si de algo carece nuestra ciudad es de mayor vegetación. En algún momento se perdió la voluntad de sembrar árboles en las vías y los espacios públicos, para exprimir hasta el último centímetro de tierra de los terrenos a urbanizar solo por sacarle provecho al vil metal. La mayoría de las barriadas y urbanizaciones construidas allende los barrios de Bellavista, Betania y San Francisco parecen ser un monumento a la desertificación. Nombres como El Bosque, Las Acacias, Los Nogales, Los Caobos, Los Robles, La Alameda y otros similares solo son eso: nombres; porque ni un solo palo de esas variedades fueron sembrados cuando sus promotores las construyeron. Es un tipo de urbanismo de potrero que debe revertirse con normas más claras para aprobar nuevas urbanizaciones y con la ejecución de un plan de siembra de árboles y desarrollo de áreas verdes por toda la ciudad capital. Ojalá y podamos imitar a esos compatriotas nuestros que eran más inteligentes al gobernar y procuraban mantener la estética y el ornato en sus políticas de desarrollo urbano.