El Escorpión
EL GUARO NO PAGA
En lo que parecía ser un truco político de cara a las pasadas elecciones, la asamblea nacional discutió un proyecto de ley que aumentaba el impuesto a las bebidas alcohólicas para darle un aumento de sus pensiones a los jubilados. Mientras el grupo de jubilados que lo impulsó cifra sus esperanzas en que se convierta en ley de la república, la Cámara de Comercio señala que la recaudación que se logre obtener estará muy lejos de sufragar el ansiado aumento por esa vía. Por más idílico que suene financiar un aumento de ese tipo con dinero proveniente de impuestos ya existentes o de los aportes del Canal, lo cierto es que el pago de las pensiones debe venir de los fondos del Seguro Social y las inversiones que se hagan con ellos. No nos llamemos a engaño, porque ni el guaro paga ni las pensiones pueden sostenerse por otra vía que no sean las cotizaciones y la inversión rentable de sus fondos. Quien poco cotizó, en monto y años, poco recibirá. Esa es la cruda realidad; lo demás sería pan para hoy y hambre para mañana.
POSTES ENDEBLES
Por los lados de El Coco de La Chorrera los vecinos se quejan por el mal estado de los postes de luz que representan un peligro para los moradores. Resulta que algunos de dichos postes tienen la pata podrida y casi no soportan el peso de los cables. Algunos hasta parecen un émulo de la Torre de Pisa por lo inclinados que están. Algunos hasta toman el asunto con tono de sátira y dicen que en vez de caer cocos en el barrio lo que caen son postes de luz. Vayan y arreglen el asunto porque el riesgo de una tragedia es inminente.
CIUDAD DESTRUIDA
El barrio de Panamá Viejo está inundado de basura. Nada extraño, porque la basura reina por doquier en muchas partes de la capital. Lo llamativo es que se trata de un enclave donde las ruinas de la antigua Panamá representan no solo nuestro pasado histórico, sino que tiene la categoría de patrimonio de la humanidad. Panamá Viejo vuelve a ser una ciudad destruida, no por crueles piratas, sino por la desidia e incapacidad de las autoridades competentes para recoger los desechos que contaminan el lugar y le restan su valor. La basura, incluso, anega un pequeño campo de juegos donde los columpios sirven para que los gallotes y las ratas pueden mecerse en ellos en vez de los niños del lugar. ¡Tremendo ejemplo!
LO MISMITO DEL AÑO PASADO
Como todos los años la época lluviosa pone de manifiesto las carencias de la gestión administrativa gubernamental. Inundaciones, derrumbes y estructuras públicas son el espectáculo que suele verse en los noticieros. Somos un país que abandonó la planificación de pueblos, poblados y ciudades conforme a nuestro clima tropical. Muchos de esos accidentes, algunos que alcanzan a ser tragedias, pueden ser evitados con una buena planificación en la construcción de viviendas y edificios y el uso de los suelos para ser habitados o no. Es un mal colectivo que no parece tener fin. Si no cambiamos de actitud, con la expansión de la población y los efectos del cambio climático tendremos muchos hechos que lamentar por nuestra propia tozudez.