Las desigualdades invisibles en nuestro país
La Bitácora
Ebrahim Asvat
¿Podrá un gobierno de ricos atender las necesidades de la población pobre? La representatividad política del país esta sesgada. El denominado “gobierno republicano” o “representativo” es un mito. La democracia no es tan representativa como fue la aspiración de Alexander Hamilton a finales del siglo XVIII. En un régimen presidencialista como el nuestro, los funcionarios escogidos solo representan a un grupo de personas de la sociedad panameña. A una clase acomodada a quien se le ha encomendado la labor de resolver los grandes retos que confronta el país.
Este es el grupo que no usa los servicios de salud del sector público o del seguro social. Tampoco provienen de las escuelas públicas. Su posición económica les ha permitido evadir los deficientes servicios de salud y educación a la cual se encuentra condenada la mayoría de la población panameña. Tampoco sufren los estragos de la inseguridad en sus barriadas amuralladas y los espacios o entornos donde circulan en sus vehículos privados. En otras palabras, su suerte de ser ciudadanos con mejores oportunidades surge de su capacidad económica y no de la responsabilidad del Estado tal y como el pacto constitucional lo expresa de manera categoría como mandamiento. Lo paradójico es que a ellos se les ha encomendado la tarea de elevar el nivel de los servicios públicos de salud y educación, la seguridad humana y a la vez la forma como se irán distribuyendo los programas de inversión y presupuestos.
Cuando el nominado proviene de las clases económicamente dominantes los problemas de los pobres se transforman en problemas de asistencia social. Es decir, su visión de la pobreza es similar a la de las organizaciones de beneficencia. La metodología es paliativa. Cualquier estrategia dirigida a mejorar sin ser esta la opción educativa o de salud elegida de los sectores más acomodados de la sociedad. El statu quo es sostener la diferenciación de los ciudadanos donde unos son más que los otros.
Veamos como son los comportamientos de los panameños en materia de educación. Los más acomodados solo ven una opción. La educación privada especialmente los colegios privados donde la interacción es con compañeros del mismo estrato social. Estos son los colegios de matriculas y mensualidades altas. Inclusive donaciones. Algo que los panameños de los estratos de la clase media no pueden aspirar ni sostener por doce años.
Los estratos de la clase media cuando poseen una mayor capacidad económica abandonan los colegios públicos para matricular a sus hijos en colegios privados. Y no necesariamente estos colegios privados son de una excelencia comparativa con aquellos países con mejores resultados en las pruebas Pisa. Son una estancia para separarse de los pobres pues ir a un colegio público se ha convertido en un reflejo de la clase a la cual perteneces. Es decir, a los colegios públicos financiado y patrocinados por el Estado solo van los pobres. Aquellos que no pueden darse el lujo de matricular a sus hijos en un colegio privado o los colegios más renombrados de las clases altas.
Igual situación ocurre con el tema de la salud. Los pobres solo pueden aspirar a los hospitales públicos sin no cotizan. Si son cotizantes y a la vez de los estratos bajos solo pueden aspirar a los hospitales de la Seguridad Social. Los profesionales y trabajadores de las capas medias y a la vez cotizantes obligados del Seguro Social no usan sus servicios y desembolsan dineros adicionales para contratar planes de seguro privad y recibir una mejor atención médica y por último, las clases pudientes de nivel económico superior solo utilizan los servicios de los hospitales mejor rankeados del país. Lo irónico de todo esto es que el mismo cuerpo de médicos presta servicios en los centros de atención médica y hospitales para los distintos grupos sectorizados.
Ya de por sí la educación como el sistema de salud no es nada de lo señalado por nuestra constitución nacional por lo cual no veo cual es la razón de llamar a una constituyente. El derecho a la educación y la salud te lo otorga tu capacidad económica en otras palabras el dinero. Eso lo saben los pobres. Y solo ellos conociendo el desmadre del país que somos deberían ser la única voz por escuchar. Solo tendremos buena educación cuando todos los estratos sociales se sientan confiados y seguros de recibir la mejor educación posible en los colegios públicos. Igual cuando la clase media no tenga la necesidad de contratar seguro privado y todos confiemos en el sistema de salud del Estado. Así hacemos patria, nación y ciudadanía. Estoy solo pensando.