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El frío extremo de la Patagonia argentina
La región patagónica se ha visto afectada por una ola de frío inusual y extrema, en la que, por ejemplo, en la Patagonia argentina se han registrado temperaturas de hasta -15ºC. Aunque es invierno en el hemisferio sur, esas temperaturas han superado lo que se considera normal.
En el terreno se podían ver patos muertos por congelamiento en los estanques, ovejas atrapadas entre montañas de nieve, y a personal militar llevando alimentos a las personas y al ganado a las zonas afectadas. La anormal disminución de la temperatura en la Patagonia argentina se debe a la llegada de aire frío procedente de la Antártida. Las altas presiones en el extremo sur del continente arrastran aire polar hacia el norte. Esto ocurre cuando el vórtice polar -un cinturón de fuertes vientos que mantiene el aire frío sobre el Polo Sur- se debilita.
La inusual debilidad del vórtice polar antártico de esta temporada aumenta las probabilidades de que se produzcan escapes de masas de aire polar hacia zonas habitadas del hemisferio sur y aumentan las probabilidades de tener olas de frío. La ola de frío de julio de 2024 es la segunda que se produce en la región en el lapso de tres meses.
Las posibles soluciones a la escasez de agua
A medida que crece el número de habitantes en ciudades de todo el mundo, el agua escasea cada vez más. ¿Qué métodos ayudan a aprovecharla mejor y a abastecer a la población?
Ciudad del Cabo, por ejemplo, que lleva años luchando contra graves problemas de agua, se está centrando en la educación y la modernización de infraestructura, con reparaciones gratuitas de fontanería en hogares con bajos ingresos. La ciudad canadiense de Vancouver también se está preparando para afrontar un estrés hídrico cada vez mayor. Para reducir el consumo, el agua del proveedor municipal cuesta un 25 por ciento más en el verano seco que en el invierno lluvioso.
En Europa, las fugas en las tuberías y una red de abastecimiento de agua anticuada son la razón de la pérdida de más de una cuarta parte del agua potable. Y en algunas ciudades del mundo, hasta el 60 por ciento del agua ni siquiera llega al grifo. Tokio, una de las ciudades más densamente pobladas del mundo, tenía hasta hace unas décadas casi un 20 por ciento de pérdidas por fugas en las tuberías. Ahora, la cifra es inferior al tres por ciento.
Según se estima en muchos países del mundo, las duchas consumen un 40 por ciento, seguido de los inodoros (30 por ciento) y las lavadoras (13 por ciento), mientras que solo un cuatro por ciento del consumo de agua se utiliza para cocinar y beber. Una solución en este caso serían las campañas de sensibilización, que pueden animar a la gente a ahorrar agua. También existen las duchas de bajo consumo y las lavadoras eficientes, que suelen consumir bastante menos de la mitad de agua que antes.
En lugar de utilizar la preciada agua potable para todas las necesidades cotidianas, el agua de lluvia recogida o las aguas residuales depuradas -llamadas aguas grises-, pueden usarse también para las cisternas de los inodoros, las lavadoras o la industria. En los nuevos barrios urbanos de Melbourne (Australia) y Aarhus (Dinamarca), el agua de lluvia se desvía de las calles y aceras, se filtra, y luego se emplea en los edificios circundantes. En muchas ciudades de Estados Unidos, India, Taiwán, España y Turquía, la utilización del agua de lluvia es ya obligatoria en edificios de nueva construcción.
Alrededor de 733 millones de personas afectadas por el hambre en 2023
El hambre no retrocedió en 2023 y afectó a 733 millones de personas, más de un 9% de la población mundial, debido a la persistencia de las guerras y de las dificultades económicas y al cambio climático, según un informe elaborado por cinco agencias de la ONU y dado a conocer este miércoles.
La situación no es la misma en todo el mundo. El número de personas que pasan hambre aumentó en África, pero se estabilizó en Asia y se redujo en América Latina y el Caribe, según el documento.
Aunque la economía se ha recuperado tras la pandemia, «persisten desigualdades entre los países y dentro de aquellos». Los niveles de hambre se mantuvieron preocupantemente altos por tercer año consecutivo, con alrededor de 733 millones de personas subalimentadas de forma crónica en todo el mundo.
Cerca de 2.330 millones de personas padecieron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2023, lo que implica que tuvieron que saltarse alguna comida de vez en cuando. Y más de un tercio de la población mundial no puede acceder a una dieta saludable, un 72% de ellos en los países de bajo ingresos.