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El Escorpión

Jueves 6 de marzo de 2025
A LA CARGA
Volvemos a la brega en la asamblea después de los días de jolgorio y demencia del Carnaval. Algunos brincaron otros no; pero quien no tuvo de tinga tuvo de mandinga. Con diferente ánimo llegarán al pleno los padres putativos de la patria y, también, las madres que en este caso están en función de padres; cada uno a defender su propuesta o, por qué no, a proponer alguna idea que les nació en medio de los culecos. Por el lado que se le vea, hay algunos que quieren su pedacito de gloria en esto de la reforma de la ley de seguridad social que se discute y en cuyo proyecto colaron algunas modificaciones que complicarán su aprobación y posterior sanción. Corresponde, ya relajados del asueto carnavalesco y de enterrar la Sardina, que cada diputado sopese las propuestas y decida, en conciencia, lo que considere mejor para el interés de los asegurados y el establecimiento de un sistema de seguridad social justo y funcional. No esperamos menos.
A PROPÓSITO
Hablando del tema de salud, las autoridades deben plantearse cómo hacer el mejor uso de las actuales instalaciones del Instituto Oncológico en Ancón. Es un edificio construido para uso hospitalario y su utilidad radica, precisamente, en ese origen. Si el Oncológico se traslada plenamente a la Ciudad de la Salud, lo más lógico es que el inmueble que desaloje albergue alguno de los tantos servicios de salud pública. Uno de ellos podría ser el traslado de la Maternidad del Santo Tomás a ese edificio, para brindar una atención más cómoda a las parturientas, con los servicios de ginecología y obstetricia en un solo lugar. De esa manera quedarían libres las ya estrechas instalaciones que hoy ocupan en el complejo del Santo Tomás y que, a su vez, podrían permitir al hospital creado por Belisario Porras ubicar allí otro servicio de atención médica como una sala de especialidad geriátrica que cubra las necesidades de la población geronte que cada año se hace más grande. Toca a Nando el Salubre abrir mente, ojos y oídos a estas posibilidades.
ATACA DE NUEVO
Vuelve el Trompo Loco sobre la idea de «recuperar» el Canal de Panamá para los Estados Unidos. No debemos caer en su juego y, en vez de ello, hablarle sobre la función del Canal para facilitar el comercio mundial y el manejo por parte de Panamá en los 25 años que ha estado bajo nuestra administración, los beneficios para el resto del mundo y la diferencia de funcionamiento y capacidad del Canal que recibimos con respecto al ampliado. Trump necesita una distracción para su actual problema interno y apela al tema del Canal de Panamá y de Groenlandia. Eso no significa que debemos subestimar sus amenazas, pero sí evitar enfrascarnos en una discusión retórica con él y sus adláteres. Tenemos que desarrollar una acción dinámica a través de nuestro servicio exterior y otras instancias, para producir empatía con respecto al Canal, a su operación en manos panameñas, a su apertura al servicio del comercio mundial y a su neutralidad. Dedicar esfuerzos a cada amenaza del Trompo Loco es gastar pólvora en gallinazo. El no va a cambiar su postura, pero puede confundir y crear dudas en el resto de la comunidad internacional a la cual debemos nosotros dirigirnos y con prontitud, destacando que el Canal construido por los Estados Unidos es diferente al actual, que su ampliación fue sufragada totalmente por los panameños y que se devolvió su administración, no las tierras y el agua que siempre fueron nuestras y que, prueba de ello, es que los Estados Unidos, aunque exigua, pagaron desde un principio una anualidad por su uso y nadie paga a otro por algo que es suyo. Manos a la obra; especialmente el comité que supuestamente se conformó y del que no sabemos casi nada en cuanto a la labor y los objetivos alcanzados hasta ahora.
CARNAVAL Y TURISMO
Si hiciéramos una evaluación de la oferta carnavalesca que ofrece Panamá a los extranjeros, sinceramente tenemos que aceptar que es pobre en contenido y poco competitiva. Ver una multitud durante horas bajo un chorro de agua lanzado por un camión cisterna y un par de gritones que dicen cantar dando brincos y agitando a la muchedumbre no es nada atractivo para el turista que busca experiencias diferentes; menos invitarlo al interior a ver lo mismo, pero con el valor agregado de algunos personajes que se apoderan de los grillos y dan cierta clase de espectáculos que nada de turístico tienen. La Autoridad de Turismo y el Ministerio de Cultura deben convocar a los municipios y organizadores donde celebran el Carnaval para crear un estatuto marco, junto a la empresa privada, que sirva de guía para la realización de las fiestas de Momo. Hay que incorporar actividades que inviten al público a participar, de manera segura, del Carnaval y encontrar ofertas variadas que le permitan disfrutar de la festividad. Tenemos que superar la cultura de los culecos y del grillo que se ha instaurado entre nosotros y que ha dado al traste con el esplendor y el prestigio que alguna vez tuvo el Carnaval panameño.