Hoy se nos hace imposible no recordar a Torrijos

Por: Jorge Zúñiga Sánchez
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Pareciera la consecuencia de un hecho deliberado, que con la muerte física de Omar Torrijos Herrera, también quedó sepultado el suceso de más impacto en la historia política panameña. Los acontecimientos que se suscitaron después del martirologio de la generación de 1964 aceleraron el proceso por la recuperación del Canal, mismo que culminaría con la firma de los Tratados Torrijos -Carter de 1977, con los que Panamá lograba la salida del último soldado gringo en 1999, y el control de la administración vía transoceánica.
La historia oficial le ha ocultado a las generaciones posteriores las interioridades de semejante hazaña, al minimizar el papel de la movilización del movimiento popular y junto a sectores del empresariado local tenido al frente a Torrijos. Todo esto en medio de la fuerte resistencia que le presentaba la “oposición electoral”, que en medio de esa coyuntura, ejercía presión por lograr el reconocimiento de los resultados de las elecciones de 1968.
Pero, la historia real no se guarda nada. El liderazgo de Torrijos se sobredimensionó al lograr el apoyo y la solidaridad de la comunidad internacional. Así, las “juventudes revolucionarias latinoamericanas” vitoreaban su nombre; el “el comunismo local” le abrió las puertas al bloque socialista, y su nombre figuró junto a los grandes líderes del poderoso “Movimiento de los Países No alineados”.
Paradójicamente, sumaría también el apoyo de los gobiernos democráticos de la época, y se ganaría el rechazo de las feroces dictaduras del área. ¿Y cómo logró el apoyo de EUA? Son muchas las anécdotas que sobre el particular hoy se cuentan, pero al final de cuentas lo que vale es que “terminó torciéndoles los brazos”.
Repentinamente, en 2025 en medio de graves tensiones mundiales, el Presidente Trump sorprende a todos con su decisión de recuperar el Canal. Desde luego, esa noticia estremeció las fibras más sensibles del alma nacional, porque como todos lo repetimos al unísono “el Canal es panameño”. Surge una pregunta forzada: ¿cómo defenderemos la máxima conquista del pueblo panameño? No es suficiente que el Presidente Mulino en “duros términos” le haya expresado su oposición al Presidente Trump. Evidentemente este asunto trasciende el interés estatal, pues es una amenaza velada a la existencia misma de la Nación panameña.
En el presente tenemos un gobierno que a pasos acelerados ya está dando muestras de debilidad institucional, junto a una sociedad fraccionada a la que el clientelismo y la corrupción sociedad fraccionada, así que sólo podemos afirmar que “nos vemos muy mal”.
Por la desesperación que este asunto ha creado en el país, por los factores antes reseñados podría ocurrir que muchos ciudadanos se den por no enterados de algún llamado a la Unidad de parte del Presidente Mulino. ¿Y entonces, quién nos podría ayudar? A diferencia de ayer, hoy nos tocará enfrentar este problema solo, pues ante la crisis global tiene a todos los países hermanos luchando por recibir el menor daño posible.
Lastimosamente, la falta de claridad de la diplomacia panameña, nos mantiene como meros espectadores de la agresiva y renovada confrontación que se viene librando en las urnas “entre izquierdas y derechas”, intensificada en las últimas décadas.
Para Panamá, el Canal de Panamá es proveedora de grandes recursos económicos que le deben servir al desarrollo de la Nación, y como tal debe esforzarse por mantenerse neutral al tráfico marítimo mundial. En cambio, para Trump el control de la ruta canalera es vital en la lucha geopolítica que libra con la China y Rusia, lo que nos mete en una pelea que no es nuestra.
El Canal no nos debe obligar a asumir partido en esa “guerra entre gigantes”. Hoy toca recordar dos verdades que inmortalizaron Torrijos. La primera reza que con los que ayer le adversaste por considerarle un Dictador, o que le apoyaste por considerarle un Patriota.