El Escorpión

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Lunes 14 de abril de 2025

PATIO TRASERO

Así fue la expresión utilizada por el secretario de defensa de los Estados Unidos cuando se refirió al resultado de su visita a Panamá y extensible a Latinoamérica. Sin embargo, las heridas que va produciendo la nueva política de Washington hacia el resto de los países del continente dejará cicatrices permanentes y la forma de ver a los políticos estadounidenses ya no será la misma. En el caso nuestro, la presión y la amenaza para conseguir el tránsito gratuito de sus barcos de guerra les costará mucho más que los seis millones de dólares anuales que se ahorrarán. Panamá siempre ha sido un país amigo y aliado de los Estados Unidos y, tras estos acontecimientos, ya no será lo mismo porque ese sentimiento se va matando poco a poco con cada garrotazo. Igual ocurre con el resto de América Latina, porque el trato actual hacia México, y el que, probablemente, vendrá hacia otros países, toca las más profundas fibras del sentimiento latinoamericano. Si algo deben repensar los políticos de Washington es que, a pesar de que Latinoamérica está compuesta de muchos países, hay un sentido de lo que se conoce como la Gran Patria Latinoamericana y debe tomarse en cuenta por parte de ellos. Si quieren de verdad cuidar su patio trasero, entonces tendrán que empezar por cambiar la manera en que nos ven y nos tratan si realmente quieren ser nuestros amigos. De no hacerlo, algún día empujarán a los latinoamericanos a decirles, como en la canción: Amigo de qué.

PROSELITISMO LEGISLATIVO

Muy llamativo, por decir lo menos, resulta la actitud de algunos diputados que han decidido colocar grandes letreros frente a sus curules con el nombre del asilado. Es un acto proselitista que raya en la apología del delito al traer al pleno legislativo una campaña para liberar a un delincuente condenado por un tribunal. Estos diputados han perdido el norte con su actuación, porque van más allá de lo que el espíritu de la Constitución les señala como miembros del órgano legislativo. Torcer la justicia que ha juzgado un delito común para convertirlo en un delito político, que no lo es, no solo es ir en contra del estado de derecho, sino entrometerse en lo que corresponde a otro órgano del estado. Al menos deberían tener el decoro de no hacer la evidente campaña política que se esconde tras los letreros con grandes letras que han colocado al frente de sus curules y que, probablemente, le acarreará la desgracia política a más de uno de ellos.

PLAGA VIAL

El manejo desordenado de muchos motociclistas parece más una peste que un fenómeno aislado. Son tantos los que optan por el manejo desordenado, que a diario ponen en riesgo su propia seguridad y la de los demás conductores que utilizan la vía pública. Algunos son tan temerarios que transitan por entremedio de los autos o rebasan por el lado interior sin importarles con la señal de giro que le ponen los automovilistas. Ponerlos en cintura es una tarea ingente que, al parecer, ya la Autoridad de Tránsito dejó de intentar tirando la toalla. Es cierto que no puede ubicarse un policía en cada esquina, pero, al menos, reformen la ley para que, en caso de reincidencia en el manejo desordenado el asunto sea resuelto de manera sumaria suspendiéndole la licencia de manera definitiva o se les obligue a pagar los daños e indemnizar a los otros conductores, en caso de accidente provocado por la temeridad de esos motociclistas, antes de devolverles la licencia de conducir sus motos.

MANO DE PINTURA

Una de las fortalezas que debe tener el Casco Antiguo como patrimonio de la humanidad es el aspecto que muestra a sus visitantes. Si a la vista se nota la limpieza y el cuidado de sus edificaciones y estructuras, la impresión de quienes lo visitan será agradable y placentera; por el contrario, si empieza a verse descuidado y desaseado, las opiniones y los comentarios adversos acabarán por crear una impresión negativa y perjudicial. Por eso es importante prestarle atención al aspecto que empieza a notarse en algunos edificios ubicados en el Casco Antiguo, incluido un hotel de lujo, en los que la pintura se ve deteriorada y las manchas de moho propias de nuestro clima resultan más que evidentes. Evidentemente hay mucha tela que cortar con respecto al tema del Casco Antiguo y la gestión oficial de los últimos años que ha provocado cierto abandono de sus áreas públicas y si a ellos sumamos el descuido de las fachadas de los edificios por parte de sus propietarios, con el tiempo acabaremos por matarlo como destino turístico.

aldiapanama

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