El Escorpión

Martes 6 de mayo de 2025
RÉGIMEN DEMOCRÁTICO
Hace 35 años Panamá recuperó el sistema democrático tras la Invasión del 20 de Diciembre; o al menos eso es lo que generalmente es aceptado. Lo cierto es que fuera de los comicios que se suceden cada cinco años, el fallido referendo constitucional de 1992 y alguna que otra reforma jurídica, aún estamos en deuda con la instauración de un régimen democrático que garantice la participación ciudadana en la toma de decisiones más allá del voto. Ninguno de los gobiernos que han llegado al poder en estas tres décadas y media ha hecho un esfuerzo serio al respecto. Vivimos, prácticamente, bajo la misma estructura institucional y de organización del estado heredadas de la dictadura. El país hoy está revuelto y, en parte, por causa de esta deuda. Una vez superado el momento de convulsión actual debemos abocarnos a construir las nuevas estructuras democráticas del estado panameño que son tanto o más importantes que la situación financiera de la Caja de Seguro Social.
CENTRALISMO
El control central en las decisiones de la administración pública es uno de los elementos que necesitamos cambiar en la nueva estructura del estado que aludíamos en el comentario anterior. Es un factor de atraso en el desarrollo de la democracia y de incremento de la burocracia que tanto daño hace en los trámites oficiales. Casi todo llega a manos de algún ministro y los gobernadores y alcaldes están limitados en su autoridad y toma de decisiones con respecto a los primeros. Asuntos como la reparación de una calle interna, el mantenimiento de un edificio escolar o la ubicación de un conjunto habitacional que se construye con fondos públicos por qué deben ir a parar a manos de un ministro de estado. Descentralizar funciones vitales que deben estar más cerca de la gente a través de una autoridad también cercana es urgente. Ese es el reto que debemos afrontar como nación, porque postergarlo no hará más que seguir ahondando los problemas y el sentimiento de insatisfacción ciudadana.
MANZANA DE LA DISCORDIA
La convocatoria a huelga por parte de los gremios docentes y de la salud mantiene divididas a las bases de esas organizaciones. Por un lado está el apoyo solidario al movimiento y, por el otro, el conflicto ético de dejar sin clases y sin atención médica a miles de niños, jóvenes y pacientes de toda condición que resultan perjudicados cada vez que se paraliza el proceso educativo y el servicio de salud. Es un dilema que viene suscitándose desde hace años con cada huelga, al punto que cada vez que se apela a ese recurso como instrumento de presión con más frecuencia, las voces silentes que disienten con la dirigencia empiezan a alzarse poco a poco. La huelga es un derecho, siempre y cuando sea legítima, pero abusar de ella por cualquier causa que requiera la medición de fuerzas con el gobierno de turno acabará, en algún momento, con convertirse en un medio ineficaz y, lo que es peor, por resquebrajar a dos movimientos otrora admirados por la comunidad. Hay otras formas de lucha social menos dañinas para estudiantes y pacientes; apelemos a ellas.
QUIEREN QUE LES PAGUEN
Productores de arroz de Panamá Este y de Darién están en guardia por la falta de pago de los compromisos del MIDA de las cosechas de 2023-2024 y 2024-2025. Según ellos, la falta de cumplimiento del ministerio con ellos los mantiene en una situación precaria que hace peligrar la continuidad de la actividad agrícola arrocera. De acuerdo con ellos son 70 millones de balboas que se le adeudan y a pesar de las múltiples reuniones con las autoridades no hay respuesta. Ahora solo piden que les digan si les van a pagar o no para saber a qué atenerse. Arroz con mango a la vista.