El Escorpión

Lunes 23 de junio de 2025
IMPERIO DEL CAOS
Los grupos anárquicos que actúan en Bocas del Toro están muy lejos de ser protestatarios o manifestantes en contra de la nueva ley del Seguro Social; son delincuentes que aprovechan la ocasión para crear el caos con propósitos ocultos o tendientes a su propio interés. Es hacer la maldad por el solo prurito de la maldad. Incluso hay razones para sospechar que son mercenarios de las revueltas populares que se venden al mejor postor. Destruir propiedad pública dañando y quemando decenas de vehículos, estructuras deportivas, aeroportuarias, empresariales, estaciones de protección civil, depósitos de medicinas de la CSS que alegan defender y bienes de todo tipo es delincuencia pura protagonizada por criminales. Lo que pretenden es instaurar el imperio del caos en el cual puedan sacar ventaja y, de paso, servir a fuerzas oscuras con igual oscuro propósito. Es tiempo de frenarlos y no solamente en Bocas del Toro, porque amenazan la convivencia pacífica de todos los panameños en diferentes rincones del territorio nacional. Hoy toman de excusa la ley del Seguro Social, ayer fueron otras supuestas justificaciones y mañana tendrán otras de las que echar mano. Nunca pararán, ni tampoco su papel de ser corifeos de quienes tienen otra agenda política e ideológica disfrazada de lucha social.
¿PROTESTAR O DIALOGAR?
Algunas de las últimas experiencias de protesta no han sido del todo positivas para la vida nacional, especialmente las de 2023 y la que estamos viviendo este año. El resultado ha sido destructivo para la cadena productiva del agro, la economía regional del oeste del país y el propio tejido social de la nación por la división que se provoca entre quienes creen en las medidas de fuerza y quienes reclaman encontrar vías civilizadas y pacíficas para resolver los problemas. Sin quererlo le estamos dando y aceptando un nuevo significado a la protesta y, poco a poco, asociándola con una expresión de manifestación en la que se justifica la violencia callejera porque es el único lenguaje que entienden los gobiernos. Poco a poco estamos perdiendo el norte del civismo y la verdadera manifestación pacífica cuando no se está de acuerdo con las decisiones tomadas por los gobernantes. Tenemos que construir en vez de destruir; optar por el diálogo antes que la protesta violenta. Es tiempo de abrir esos espacios de diálogo bajo el liderazgo de actores nuevos que también forman parte del pueblo panameño, porque pueblo somos todos y no solo los que, tradicionalmente, han optado por erigirse en sus abanderados bajo el ropaje de militantes populares y revolucionarios que no representan a la mayoría. Llegó la hora de despertar.
REVOCATORIA DEDUCIBLE
La Dirección General de Ingresos (DGI) ha revocado el reconocimiento como organización favorecida para que se pueda deducir del impuesto sobre la renta las donaciones que le sean dadas. En la publicación hecha por la DGI no ha quedado títere con cabeza. Iglesias, asociaciones de beneficencia, clubes cívicos y otras entidades cívicas han tomado de la vara. Ni siquiera los bomberos se salvaron. Y todo por no haber presentado el informe de sus donantes que es obligatorio declarar cada año ante la DGI. Si no arreglan su situación serán consideradas como personas jurídicas sujetas al pago de impuestos y las donaciones a ellas otorgadas no serán deducibles del impuesto sobre la renta para el donante. A cumplir con las leyes antes de exponerse a perder hacha, calabaza y miel.
MENORES EN LA CALLE
El número de menores en la calle pidiendo limosna o ejerciendo el trabajo informal está en aumento. El área de San Francisco es la muestra más fehaciente de esta realidad. Niños de ambos sexos vendiendo golosinas, haciendo malabares con pelotas de fútbol o, simplemente, pidiendo dinero se confunden con otro número creciente de adultos que por la misma zona se dedican a la mendicidad. Incluso se puede observar a simple vista que, en algunos casos, menores de corta edad que apenas alcanzan a asomarse a través de las ventanillas de los autos son controlados por personas adultas, principalmente mujeres, que, aparentemente, son sus madres. ¿Dónde está la Senniaf y otras organizaciones que se llenan la boca y se dan golpes de pecho defendiendo a los menores del trabajo y la explotacíón infantil? En este caso parecen brillar por su ausencia. Que se dejen de estar con el discurso de manual y salgan a enfrentar una realidad que pone en riesgo a fatal a la niñez que es atraída por la vida de la calle y que nada bueno le augura para su futuro.