El Escorpión

Miércoles 9 de julio de 2025
EN MODO PAUSA
Los padres putativos de la patria han declarado un receso, aunque más bien parece una tregua, para dejar de lado el merecumbé de la conformación de las comisiones legislativas y dedicarse a atender el clamor de los habitantes de las comarcas para retornar a clases. Como saben que poca facultad legal tienen para resolver el problema, porque es más administrativo que legislativo, ofrecieron su servicio para servir de puente entre los comarqueños y el ejecutivo, acompañados de la jerarquía católica. Ojalá puedan hacer algo, sin echar más candela al fuego, porque el país no está para seguir con la anarquía y el desgaste que impera en el sistema educativo desde hace años.
TRAJE NEGRO
Ya no es la camisa de Juanes, sino el vestido de una madre putativa de la patria que fue ofrecido a un colega que, supuestamente, la ofendió en su honor femenino. Hasta hizo proyectar imágenes en una pantalla para mostrar supuestas pruebas del agravio. Fue un acto ridículo en el que el dinero de los contribuyentes que debe usarse para el debate legislativo, haya ido a parar en una discusión baladí que bien pudo saldarse con una bofetada por los pasillos para salvaguardar su honor femenino. Déjese de eso, señora, que es muy feo estarle ofreciendo sus prendas de vestir a cada colega que le recuerde que varios de sus clientes son personas acusadas de lavado de dinero o narcotráfico. Bonita se hubiera visto encuera en medio del recinto legislativo. Si quiere continuar con esa práctica, al menos aclare que el vestido no incluye ni el maniquí ni la modelo, porque se puede prestar para malas interpretaciones o para continuar con el bochinche entre los honorables diputados.
CARROS LEGISLADORES
La nueva directiva de la asamblea ha dado un paso importante con la suspensión del alquiler de vehículos para sus integrantes. Si algo distingue a los diputados panameños es el desfile de autos de lujo que se ve cada vez que hay sesión del pleno legislativo. Ninguno quiere sentarse abordo de un humilde carrito compacto, que es más propio para el tránsito urbano, porque no quiere que se le rasgue el bolsillo trasero de la falda o del pantalón. Es una sinvergüenzura que no tiene para cuando acabar. ¿La justificación? El consabido cuento de la visita a sus circuitos. Señores diputados, ustedes están para legislar y no para hacer proselitismo en sus circuitos electorales ni para tener vehículos exonerados con la plata del pueblo. Cómprense su carro como todo panameño común y corriente, pagando los impuestos de importación como todos. Porque no hay razón de ser para tal exabrupto, que fue una dádiva de los tiempos de la dictadura, ni para cambiarlo cada dos años exonerado de impuestos. Y si lo han olvidado, algunos hasta se han comprado Ferrari y Lamborghini que ni siquiera pueden circular por las calles de tierra o llenas de huecos de sus cacareados circuitos electorales.
BOLOTA ON FIRE
El que se declaró en pie de guerra contra las jubilaciones especiales de los policías fue el combativo diputado colonense Jairo Bolota. Ni dejó títere con cabeza en su intervención ante el pleno, cuando presentó una propuesta legislativa para eliminarlas. De raso para arriba soltó plomo, en una mezcla entre el Dr. Jekyll y el Increíble Hulk, cuando recordó que el propio ministro Champán había señalado que en pocos años esas jubilaciones consumirán gran parte del presupuesto del ministerio de seguridad. Razón tiene en eso y en exponer que algo no funciona con la forma en que está concebida la jubilación de los policías, sobre todo de los que alcanzan los mayores rangos, pero de allí a que se jubilen en las mismas condiciones de edad que el resto de los que definió como terrícolas de este país es otro cuento. Algo hay que hacer, sin duda, con respecto al monto de dichas jubilaciones que, en un momento de locura, el asilado feliz que está en tierras colombianas no previó cuando las abultó con la ley de la fuerza pública que nos dejó como legado. Debe ponerse un límite máximo, porque de la manera en que está concebida es un problema financiero para las arcas del estado.