Un fantástico venezolano
Bernard Horande
COMENTARIOS SOBRE POLÍTICA, ESTRATEGIA Y COMUNICACIÓN
Un Fantástico Venezolano
Se fue uno de los iconos de la época de oro de la televisión venezolana.
Guillermito González, quizá el animador más alegre, divertido, travieso y creativo que los venezolanos hayamos podido ver en la pantalla chica de nuestro país.
Conocí a Guillermo en la época en la que era figura del Banco Latino, en cuya publicidad se asociaba su programa “Viva la Juventud”, con “la Flaca” Carmen Victoria Pérez. Uno de los programas más exitosos que se haya producido en Venezuela.
Guillermo tenía esa chispa que emocionaba a las multitudes, y la mezclaba con un don de gente y con un carisma sin igual.. Podía conducir programas complejos de una forma fluida y alegre.
Seguimos viéndonos por años, Almorzábamos de vez en cuando. El medio publicitario (y televisivo) venezolano nunca fue tan grande como para que no perdurara el contacto permanente entre muchos de nosotros.
Recuerdo cuando decidió dar el paso hacia el Canal 8. Atraído por Alberto Federico Ravell, a la sazón Presidente del Canal durante el gobierno de Jaime Lusinchi. Alberto además convenció a Nelson Bocaranda, a Orlando Urdaneta y a Emilio Santana para que trajeran sus programas al canal del Estado. Algo impensable hoy, por supuesto.
También cuando fundó, con el mismo Ravell, el en ese entonces nuevo canal llamado Televen, para el cual mi naciente agencia publicitaria tuvo el privilegio de hacer un aviso a “doble página central unida” que causó conmoción en los círculos de la sociedad caraqueña.
Y por supuesto durante mi gestión en ANDA, la Asociación Nacional de Anunciantes, con Guillermo tuvimos las más cordiales relaciones personales y profesionales.
Guillermo fue un visionario, un tipo que siempre se adelantó a los acontecimientos. Aquél programa que nadie se perdía, “¿Cuánto vale el show?”, fue el precursor, en fondo y forma, de toda esa pléyade de shows que en el mundo hoy vemos que tratan sobre impulsar potenciales nuevas figuras del canto.
Guillermo además se destacó por ser un tremendo empresario. Nunca fue precisamente un “rolo e vivo”. Fue un hombre que parió ideas, creó empresas de todo tipo, las desarrolló. Hizo más grande y mejor la televisión, la radio y el teatro venezolanos.
Fue un hombre que contribuyó a hacer una Venezuela mejor.