El coronavirus nos trae un cambio de era
La pandemia provocada por el Covid-19 es un trauma social global que, como otros, produce cambios en la humanidad y en las sociedades nacionales.
por Luis Alberto Díaz /Al Día Panamá
Desde el Descubrimiento de América hasta el ataque terrorista en Nueva York, pasando por la revolución industrial, el invento del automóvil, las dos guerras mundiales, la era espacial y la digital, el mundo ha vivido inmensas transformaciones que afectan la vida de cada ser humano y su entorno. Grandes traumas traen consigo grandes cambios y la presente pandemia del coronavirus no es la excepción.
Así como los viajes de Cristóbal Colón cambiaron la navegación, la revolución industrial la forma de producir y fabricar, el automóvil con la manera de transportarse y el advenimiento de las carreteras pavimentadas, el fin de las guerras mundiales que trajeron adelantos tecnológicos impensados que mejoraron de la calidad de vida, el ataque a las torres gemelas de Nueva York con la seguridad aérea, la era espacial con las comunicaciones por satélite, y la era digital con la forma de estar comunicados globalmente, igual cada trauma registra cambios profundos en el ámbito social, cultural, político y económico que afectan a millones de personas en todo el planeta.
El encerramiento y la nueva interacción pública de las personas como consecuencia de la pandemia del coronavirus ha obligado a cambiar nuestro modo de vida y la forma de hacer las cosas. Medidas de bioseguridad, trabajo y educación a distancia, acceso a los mercados y la provisión de bienes y servicios han entrado en un proceso acelerado de cambios que marcan el inicio de una nueva era, tal como lo hicieran los grandes traumas antes mencionados.
Así como el virus del Covid-19 tiene una capacidad de propagación rápida, igual lo están haciendo los cambios sociales que provoca el aislamiento de la población y el control de la movilidad de las personas. Lo que acostumbrábamos a hacer un año y medio atrás, hoy ya no es posible hacerlo de la misma manera. Cosas cotidianas como salir de compras o hacer el supermercado van pasando al campo de la entrega a domicilio o «delivery.» La creación reciente de distintas aplicaciones digitales facilitan ya la interacción entre personas, la forma de comprar y pagar, y el uso del tiempo dedicado al ocio, al desempeño del trabajo, a la formación escolar y a la celebración de reuniones grupales.
Poco a poco estamos trayendo al seno del hogar el trabajo, la escuela y la participación en organizaciones sociales y benéficas, lo que obligará un uso diferente del tiempo de las personas y al diseño funcional de las viviendas, con la consiguiente creación de espacios comunes en edificios y conjuntos residenciales que ofrezcan más facilidades para el desempeño de esas tareas. También cambiará la manera de desplazarse de un sitio a otro y de hacer negocios. Es probable que ahora muchas empresas dejen de usar grandes espacios para ofrecer sus servicios o venta de mercancías, afectando así los diseños y el uso de los centros comerciales, la logística empresarial y el aumento de la disponibilidad de edificios de bodegas en donde se almacene la mercancía y se despache desde allí.
Los hogares tendrán necesidad de múltiples dispositivos de comunicación para poder integrarse a la nueva sociedad de la era post coronavirus. Ya lo estamos viviendo con el modelo educativo y el laboral, luego seguirán otros aspectos. Una cita médica, por ejemplo, se hará a través de la telemática y abriendo la boca delante de la cámara o conectándose a un reloj de pulso el médico podrá medir aspectos sintomáticos de la persona y sus signos vitales. Incluso con la máquina de ejercicios que lleva pantalla y conectores se podrá hacer una prueba de esfuerzo a distancia.
Nos abocamos a vivir cambios profundos en la sociedad y en nuestras vidas. ¿Cómo nos estamos preparando para afrontarlos? Esta es la pregunta que debemos hacernos en lo individual y lo colectivo. Cómo personas, familias, comunidades y países procuran estar listos para asumir este cambio de era, por el momento no lo sabemos a ciencia cierta en nuestra nación. Corresponde a las autoridades, en primer lugar, allanar el camino para facilitar la integración y el desarrollo de esos cambios en nuestra sociedad. Empresarios, profesionales, gremios y asociaciones de toda índole son otros llamados a realizar esta tarea de promoción e instauración del cambio. Quien se quede sin hacer nada, simplemente, sufrirá las consecuencias de su desidia y su insensatez. El cambio llegó para quedarse y no habrá vuelta atrás.