¿Debido Proceso, Caso del Expresidente Ricardo Martinelli?
Por Avenabet Mercado / Al Día Panamá
El gobierno del presidente de la República de Panamá, Laurentino Cortizo, está demostrando que vivimos en una democracia de participación; por tal razón, la justicia no puede seguir avanzando con la incapacidad de hacer valer algunos derechos fundamentales, morales, a la libertad de tránsito, a la seguridad jurídica, al debido proceso y hasta el derecho a la protección de la unidad familiar.
En la pasada administración de Gobierno existió un plan en el tren de la justicia panameña. Hoy cualquier ciudadano lo comprende, claramente, en los casos jurídicos seguido al expresidente de la República de Panamá, Ricardo Martinelli, se marcó una ruta a seguir.
Todo pareciera que aún, supuestamente, podría existir un enemigo “agazapado” dentro de los pasillos del Ministerio Publico o la Corte Suprema de la Nación a punto de devorar todo lo que signifique la dignidad frente al verdadero principio jurídico de equidad .
Hoy más que nunca en la democracia, sí esta aspira a sobrevivir en Panamá, se debe hacer valer el concepto de libertad en el real cumplimiento de la ley. Que se aplique el Debido Proceso, pero con los más elevados principios de libertad de información.
El ordenamiento de la justicia no puede seguir politizada. Si la balanza de la justicia es injusta, entonces, el ambiente moral y justo que se pueda vivir en Panamá seguirá siendo de incomodidades y gravedad. Ya a nadie sorprende la desconfianza que los ciudadanos tienen de la justicia cuando se observa la presión judicial, que en tantas ocasiones, se ejerce contra la familia del expresidente Ricardo Martinelli.
Tampoco se puede continuar viviendo en la nación con el hedor de algunos abogados, jueces e incluso magistrados que siempre tienen un amor por el hacha en lugar del ejercicio correcto de la ley. Deberíamos, ya es necesario, acudir a aquellos jurisconsultos o intérprete del derecho cuya respuesta siempre tiene fuerza de ley.
El empresario Martinelli o “El Loco”, como al pueblo gusta llamar en agradecimiento a una gestión administrativa donde se marcó un bajo nivel del desempleo y Panamá estableció una proyección de desarrollo económico en los mercados internacionales , no es un santo; pero tampoco es un demonio como numerosos altavoces mediáticos del pasado gobierno justiciero, que desprecian a los tribunales, desean hacer creer.
Si el panorama para hacer cumplir la ley es un poco incómodo por las voces de algún entendido del derecho que gustaba estrechar las manos de corruptologos, entonces, también se podría decir lo mismo de aquel político que usó una agenda equivocada de la corrupción para llevar el “principio del pez gordo” por algunos pasillos de la Corte Suprema de la Nación.
Hoy, con tanto circo jurídico en el país, sería interesante dedicar una tesis doctorar al análisis comparativo, en aspectos legales, sobre el atropello moral dirigido a la familia del expresidente de la República, Ricardo Martinelli.
Sí oteamos la gravitación de la Corte Suprema de Justicia sobre los poderes del Estado es, pues, muy grande; por eso existe una excesiva concentración de poderes y es una realidad la observación, con frecuencia, que los poderes políticos tratan siempre de controlar la designación de los magistrados, a fin de contar con una judicatura sumisa y complaciente. El pasado gobierno se atrinchero dentro de las facilidades de tener una caballería justiciera a su favor, pero mezquina o peor aún: miserable, aberrante. Se ejerció acciones viles contra muchos empresarios,
Ayer el presidente de la República, Laurentino Cortizo Cohen, recibió el informe de la Comisión Especial de Evaluación que contiene la lista completa de los aspirantes a magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), en un acto de honor, expresó elocuentes palabras y agradeció el esfuerzo realizado para evaluar a los que se postularon a este importante cargo.
El jefe del Estado ya ha empezado a marcar una nueva historia en Panamá, por una justicia más justa y humana o donde entre los magistrados, en el proceso de su reclutamiento, impere el principio de mérito y que en el camino avancen los mejores. Ha llegado el tiempo de dar un quiebre de conexión institucional entre la magistratura y el sistema político en Panamá. Todos los sabemos, es una realidad, algunos procesos jurídicos ya vienen con su sello, pero en bloque de hielo.
Que impere el Debido Proceso, urge un humanismo en interés de que el circo llegue a su fin. ¿Por lo demás, por qué tanto insulto en el “Caso Martinelli”? ¿Por qué tanto autoritarismo judicial? ¿Por qué tanta aberraciones? Necesitamos concordia frente al insulto, necesitamos pluralidad frente al autoritarismo judicial; necesitamos un nuevo modelo de país judicial; necesitamos otras voces de jurisconsultos lucidos y respetados frente al atropello ¡Basta!.