Por Jorge Zúñiga Sánchez

Durante meses el país siguió con fundado interés el final del juicio de RMB, pues por su perfil y antecedentes políticos, despertaba simpatía y odios a granel. Como si se tratara de un juego de azar, se corrían apuestas sobre su condena o absolución. El día llegó y la sentencia condenatoria  se hizo pública: ¡culpable! y 120 meses de prisión. El proceso seguirá su curso, y ahora la pregunta es ¿podrá correr para el 2024?

La respuesta a ese interrogante, poco tiene que ver con el fondo del asunto. Ayer su condena era una posibilidad, y ya es un hecho. Tal vez por considerarse que la condena de un Ex Presidente era un suceso “casi imposible”, el orden jurídico no hace fácil las cosas. Estamos enfrentados a  una interesante colisión entre el “fuero electoral” que le blinda por su condición de candidato a la Presidencia en 2024, y el impedimento condicional “para ser elegido”, que impone la Constitución, por haber recibido en medio del proceso electoral, una sentencia condenatoria.

Desde luego que tal confrontación deberá ser atendida en futuras reformas electorales, pero hasta tanto habrá que solucionarse con las herramientas jurídicas disponibles.  El interés de RMB de “correr”, se funda en los  niveles de aceptación popular, que no les importa que  “robó” …. pero “hizo”, interés que no declina, a pesar de los procesos penales que en su contra avanzan en otros países.  Esto sin restarle peso a la posición de EUA, quien le coloca junto  a JCV, en la nada envidiable lista de “ Ex Presidentes corruptos”.

Pero, digamos que podría “correr”, pero en la remota posibilidad de que los votos le favorecieran, o la democracia panameña habría caído en su máximo desprestigipues existiendo tantos problemas sin solución, preferimos elegir a un Presidente que en el  momento menos esperado,  se deberá deprender de la banda presidencial, para lucir nuevamente su uniforme de recluso.

Teniendo en mente que por encima de todo, hay que proteger la institucionalidad democrática, consideramos que para poder “ser  elegido” se requiere obtener la mayoría de los votos emitidos, y el correspondiente reconocimiento del Tribunal Electoral.  Esto se complica más, pues creemos que al Tribunal Electoral le resultaría muy difícil,  desconocer el resultado de esa consulta ciudadana.

Si esa fuera la decisión de las urnas,  se crearía en el acto  una gran  incertidumbre política, con severas consecuencias económicas  dentro del país sin restar el  ambiente desfavorable en nuestras relaciones internacionales.  Todo en medio de la gran crisis de liderazgo, que se viven entre las élites económicas, agravada en las administraciones de RMB y JCV. No me cabe la menor duda de que para el 2024,  los círculos económicos cerrarán filas en torno al candidato que  presente mayor simpatía entre los sectores populares para vencer a RMB… Cada día que transcurre RMB está más acorralado, y en esas condiciones sólo le queda amenazar con  “echar al agua” al que le rechace.

Todo nos indica que a fuerza de mucho esfuerzo, gestión sacará de la “lista negra”, espacio de descrédito financiero en el que las desastrosas administraciones  de JCV y RMB hundieron al país. Por lo pronto, los que nada tenemos “que ver en entierro”,  dejemos que ambos resuelvan sus problemas  con las justicia.  En los últimos años, “ricos y pobres” han vivido tantas angustias, que  para evitar correr semejante  riesgo, los partidos políticos e independientes están  forzados a revisar sus políticas alianzas electorales, y construyamos juntos un país de decente, para beneficio de la decente.