El Escorpión
ATAQUE A PERIODISTAS
El periodismo nacional está bajo ataque. Tanto el Suntracs como algunos grupos de manifestantes ngäbes y magisteriales lo hacen abiertamente, mencionando nombres propios de periodistas e incitando al odio contra ellos y el gremio periodístico. ¿Cuál es el pecado? Reportar y comentar los hechos y hacerse eco de la protesta de los afectados por el bloqueo forzoso de las vías. Que no les guste lo que oyen o ven es comprensible, pero incitar el odio hacia determinados periodistas y hacia el gremio en general no tiene justificación. Diferentes organizaciones del periodismo ya se han manifestado al respecto. El periodista no inventa que lleguen vehículos cargados de llantas y piedras para distribuirla entre algunos de los que cierran las vías. No inventa que hay personas quejándose porque no pueden transitar libremente. No inventa que los productos del campo se pudran y tengan que ser desechados. No inventa que haya violencia de parte y parte, porque unos quieren mantener el bloqueo y otros quieren pasar usando ambos la violencia. No inventa que hay desabastecimiento de alimentos, de combustible y de los limitados insumos y medicamentos que deben llegar a los hospitales. Son los hechos y el gremio periodístico hoy, más que nunca, debe estar unido para enfrentar esos ataques. Desde las asociaciones hasta las escuelas de periodismo y de comunicación, docentes universitarios y periodistas en ejercicio, deben manifestarse. El silencio en este caso no es una opción.
CANAL Y MINERÍA
La crisis de abastecimiento de agua que tiene el Canal de Panamá debe llevarnos a replantear con urgencia el aseguramiento de este recurso hídrico para su operación y el consumo de la población del área metropolitana. Según los entendidos, el agua está disponible pero no fluye hacia los reservorios canaleros. Fuentes hídricas que son necesarias para alimentar al Canal y proveer de agua a casi la mitad del país que vive cercana a la vía acuática se ven hoy comprometidas por una actividad minera que consume grandes volúmenes del líquido y que está enquistada a muy poca distancia de nuestro principal recurso que es el Canal de Panamá. Tenemos que tomar decisiones importantes con respecto a esta situación, protegiendo la cuenca del Canal y proscribiendo toda actividad minera en su entorno. El Canal aporta mucho más en empleos directos e indirectos con mano de obra panameña, cuidado del medio ambiente y recursos económicos anuales al estado que el dinero que nos deja la mina después de llevarse la mayor parte. Por eso la actual crisis del agua que afecta el Canal y, potencialmente, a la mitad de los panameños, es un asunto vital para nosotros como pueblo y nación. Nos estamos jugando la vida y no hay minera que nos pueda resarcir del daño que nos está causando una explotación minera irracional.
EN MEDIO DE AQUEL GENTÍO
Unas 175 investigaciones abiertas tiene el ministerio público por la comisión de delitos como homicidio doloso y culposo, lesiones personales, daños a la propiedad pública y privada, extorsión, extralimitación de funciones, abuso de autoridad, entre otros, contra personas que aprovechándose de las manifestaciones se han dedicado a delinquir. Se informa de unas 60 personas involucradas en estos hechos delictivos, pero no están todos los que son, ni son todos los que están. Lo cierto es que hay individuos y grupos interesados en el caos, el desorden y el crimen, perjudicando la legítima protesta de la mayoría. Es hora de hacer una purga y ayudar a identificar a dichos elementos o, de lo contrario, las manifestaciones y protestas podrían perder la simpatía del resto de los ciudadanos y eso no traerá nada bueno para el país.
AUTORIDAD AUSENTE
No solo en la actual coyuntura la autoridad gubernamental se siente ausente, sino desde hace ya varios años. La falta de planificación estratégica para invertir inteligentemente en la educación, la salud, la investigación, la innovación, el desarrollo y el mejoramiento de la calidad de vida de la población panameña es notoria. De allí que los problemas de abastecimiento de agua potable las 24 horas del día los 7 días a la semana sea mas una utopía que realidad. Igual ocurre con el servicio de electricidad, el transporte en las zonas periféricas, el tratamiento y la disposición de la basura, la canalización de aguas pluviales, la descontaminación del medio ambiente y la generación de empleos a través del fomento eficaz de la micro y pequeña empresa, por mencionar algunas. Necesitamos un gobierno cuya autoridad esté presente creando un mejor clima de gobernabilidad y dándole prioridad a lo verdaderamente importante para el desarrollo y el progreso. Y eso solo se logra deponiendo las actitudes sectarias, la prepotencia política y eliminando las prácticas de juega vivo que llevan a la corrupción. Este gobierno ya está por terminar y las esperanzas ya se cifran en el que venga después de mayo. Pero, al menos, con el poco o casi nulo aliento que le queda, el aún vigente debe dejar las bases para el cambio que reclama el país.