Arrancó el cierre de las campañas políticas y cada candidato intenta hacerlo lo mejor que le permitan sus fuerzas y sus circunstancias, aunque no todos. Por el programa anunciado y lo que ya hemos visto el fin de semana, unos cierres mostrarán músculo y otros intentarán demostrar más maña que fuerza. Es el rejuego de la política y en el medio la vieja táctica de mostrarse más fuerte de lo que se es realmente, sobre todo los que han elegido el camino de hacer su cierre en lugares abiertos. Hasta hace unos 20 años era fácil mostrar un músculo falso sin mayores complicaciones. Pero hoy en día, con tanto acceso a redes sociales e información y herramientas disponibles en internet, es mucho más sencillo destapar lo que se oculta. Así que esperemos el final de este capítulo de la novela y ya veremos cuántas liebres saltarán.

Muy calurosa fue la clausura de campaña del diminutivo de mulo. Y no solo por los abrazos de quienes lo rodeaban, sino por el intenso calor que reinó en el centro de convenciones que escogió para el evento. El pañuelo fue su inseparable compañero durante todo su discurso, pero la temperatura caliente nunca lo abandonó en el sauna en que se convirtió la sala. Pero pasaron cosas interesante como la desaparición momentánea del Pepe Muñoz, la silla vacía que reemplazó al banquillo de los acusados del asilado, y el gazapo que se le fue cuando dijo que los pobres habían sido olvidados por los dos últimos gobiernos, lo que hace suponer que los anteriores los recordaron incluido el del Team Martín de Dos Pingüé, su actual contrincante por la silla presidencial. ¡Jo, jo, jo! Feliz Navidad.

Dentro de las tantas que hemos escuchado en estos casi dos meses la de la construcción de una ciudad universitaria con internado da buco que pensar, en especial para las mentes que se toman la universidad en serio. En una era que tiene a la tecnología en el centro motor de la educación pensar en internados sí que es un poco loco, cuando deben potenciarse los centros regionales universitarios que están más cerca de los estudiantes para que puedan ofrecer las carreras completas y abrir otros horizontes educativos a nivel superior. La idea debe replantearse en vez de estar pensando en gastar millones en edificios nuevos cuando pueden ser mejor aprovechados dotándolos de equipos didácticos y de investigación y mejorando las estructuras ya existentes en las universidades públicas, porque una cosa es la que piensa el mulo y otra quien lo monta.

Para variar el Complejo Hospitalario Metropolitano del Seguro Social fue noticia ayer. Un derrame de oxígeno líquido fue la nota en esta ocasión, síntoma de que las cosas no siguen nada bien por aquellos lares. Quizá el escape del gas sea inocuo, pero no el mal que aqueja a la institución. El Seguro necesita un cuerpo entero de bomberos para enderezar lo torcido y hasta ahora ni visos de que aparecerán. Ojalá abran los ojos quienes los tienen cerrados y como cierre de su gestión dejen lista la hoja de ruta para salvar la institución.