El Escorpión

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Lunes 3 de junio de 2024

TEMA DE ESTADO

Panamá debe enfrentar con urgencia el tema de la contaminación. Es un problema nacional que involucra la salud e higiene pública, el medioambiente y la adecuada disposición y recolección de los desechos. El primer paso, quizá, debe ser el cierre definitivo de la Autoridad de Aseo (AAUD), que nació por la incapacidad de un alcalde de recoger la basura y que, en sus casi 15 años de existencia, no ha logrado revertir la situación convirtiéndose en un ente ineficiente que solo sirve para pagarle un jugoso salario al copartidario que nombren al frente de ella. La responsabilidad del aseo y la recolección y disposición de los desechos debe pasar a los municipios, con la guía el asesoramiento del ministerio de salud, Mi Ambiente y la Senacyt, entre otras entidades. En cuanto a la tasa de aseo, esta debe ser replanteada y cobrar el impuesto al momento de la compra de artículos con alto riesgo de ser contaminantes y con envases y envolturas susceptibles de convertirse en basura y eliminar el cobro de la tasa de aseo por la propiedad de los inmuebles. Así, el que más basura genere pagará el impuesto de acuerdo a sus hábitos de consumo y desecho de la mercancía que adquiera. Incluso hasta la morosidad por el aseo bajaría. Ya es tiempo de que los cochinos paguen, porque hasta ahora quien carga con el peso es la población que trata de ser más consciente. Por el aseo o desaseo de sus barrios y vecindarios los conoceréis.

RUTAS DE MUERTE

No son pocos los lugares de la carretera Panamericana en los que el deterioro de la vía muestre las huellas del deterioro y el daño que sufre la carretera como consecuencia del descuido y la desidia de las autoridades. Rajaduras y huecos están a la orden del día para quien la transita. Algunas grietas y oquedades son tan anchas y profundas que constituyen una verdadera trampa de muerte para los conductores y, por ende, para los peatones que pueden experimentar como se les viene encima un vehículo que ha perdido el control como consecuencia de esos daños. Si pudiera cuantificarse el gasto de reparación en el que deben incurrir los propietarios después de que su vehículo ha salido afectado, nos daríamos cuenta de la pérdida de dinero que pudo ser invertido o gastado en otra cosa que le fuera de más provecho a la economía del país. Ojalá y el nuevo gobierno, que ha prometido ser diferente, mantenga la carretera Panamericana y otras importantes vías en buenas condiciones, para minimizar el riesgo de accidentes y hacer atractivo un viaje en automóvil para disfrutar del turismo interno que tanta falta hace para mover la economía nacional.

SIGUENDO EL HILO

Ya que hablamos de la economía local, el fomento de la nano y micro empresa debe estar entre los planes para el crecimiento económico del próximo quinquenio. Esa es la empresa netamente panameña, algunas veces traída a menos por atraer la gran inversión extranjera. Facilitar la formalización del nano y micro empresario, su acceso al crédito y hacer del sistema de pago de impuestos un instrumento más justo y cónsono con su capacidad de inversión y realidad financiera son tareas urgentes, porque muchas veces el propio sistema juega en contra de los nano y micro emprendedores castigándolos con gastos de formalización y multas que resultan onerosos para ellos, lo que les empuja a tomar el camino de la informalidad. El nuevo ministro de economía y finanzas parece ser un hombre sensible y conocedor de cómo puede construirse una economía robusta a partir del micro emprendimiento; esperamos que los otros asuntos que debe atender no le roben toda su atención y haga el espacio para meterle mano a este tema al que muy poca energía se le ha dedicado, en comparación con la atracción de la inversión extranjera.

CENTROS PENITENCIARIOS

A pesar de la inversión estatal y los esfuerzos del sistema penitenciario, la cárceles panameñas continúan siendo, en parte, recintos donde reina la anarquía, se comanda el crimen organizado y se trafica con armas, droga, artefactos tecnológicos y cuanto cosa y mercancía sea posible. Es tiempo de enfrentar el problema más allá de los controles de requisa y acceso a los centros penitenciarios. Necesitamos construir una cárcel de máxima seguridad para pandilleros allá en la selva de la cuenca de Bayano. Dotarla de tecnología moderna para la vigilancia y el control de los reclusos, el bloqueo de señales telefónicas y con un techo de redes o cables sobre sus patios para evitar el aterrizaje de drones. Hay que dejarse de contemplaciones con los delincuentes de alta peligrosidad y los  pandilleros, porque son una amenaza para la sociedad y como tal debe tratárselos, al menos en cuanto a la facilidad que tienen de dirigir sus operaciones criminales desde los recintos carcelarios. Rodeados de selva estarían aislados de los entornos actuales y hasta gozarían de mejor salud al respirar aire puro y al estar relajados con el canto de los pájaros y el sonido de las aguas de los ríos y las quebradas cercanas.

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