La Ciudad de Panamá y su potencial turístico
La oferta turística de la capital es muy limitada en comparación con la que podría ofrecer a propios y extraños.
por Luis Alberto Díaz
Una urbe como la Ciudad de Panamá necesita ampliar las amenidades que ofrece a sus pobladores y visitantes, para ser competitiva en el ambiente turístico y más amigable para vivir en ella. Lo que tenemos hoy puede mejorarse notablemente si los empresarios y las autoridades se propusieran crear un plan de desarrollo cultural y urbano que le permita alcanzar esa meta.
Tenemos sitios de interés e históricos que, bien aprovechados, nos podrían en un alto nivel de competencia frente a las capitales de nuestra región cercana. También nuestra historia es un punto fuerte que debemos explotar, para atraer más visitantes y ofrecerles algo más que las discotecas del Casco Antiguo y las compras en los centros comerciales.
El Cerro Ancón, por ejemplo, podría albergar un museo sobre la vida en la Zona del Canal utilizando los túneles que albergaban las oficinas del Comando Sur. Un paseo por esos túneles sería una gran atracción. Podrían construirse elevadores panorámicos para llegar a su cima desde la lado que tiene un corte recto de cantera; desde allí podría apreciarse la vista hacia el Puerto de Balboa y la entrada por el Pacífico del Canal de Panamá. También podría instalarse un teleférico o tener ambas opciones. Un mirador en la cima del cerro con restaurantes y tiendas serviría como complemento de la visita al Cerro Ancón que, además, es un parque natural y podría tener senderos para pasear a través de puentes de madera y una ruta para el trekking.
La bahía es otro sitio que la ciudad puede aprovechar mejor desde el punto de vista turístico. Los botes de los pescadores podrían ofrecer un servicio de paseo por el mar para apreciar nuestro «skyline» mientras están en periodo de veda o los domingos. También podría convocarse la flota camaronera al fin de la veda, para que salgan a faenar desde la Bahía de Panamá frente a la ciudad y podría hacerse un festival de zarpe, con actividades en toda la Cinta Costera y dejarlo zarpar en la noche despidiéndolos con fuegos artificiales.
También podemos aprovechar la vocación costera de nuestra ciudad capital desempolvando el proyecto de muelle que se incluía en los planos de la fallida torre financiera que querían edificar sobre el terreno que ocupaba la antigua embajada de los Estados Unidos. Esos planos fueron pagados por el estado, por lo que no habría necesidad de hacer unos nuevos. Recuerdo que el proyecto incluía una peatonal que recorría la Calle 37 Este y se adentraba hacia el mar desde una rampa que cruzaba la Avenida Balboa y la Cinta Costera e incluía un relato temático de la historia de los 500 años de la Noble y Leal Ciudad de Panamá.
¿Qué más podríamos ofrecer como ciudad? Mucho, por supuesto; pero si tan solo reabriéramos los museos y diseñáramos un plan para rescatar el barrio de La Exposición similar al que se hizo con el Casco Viejo, no solo incorporaríamos ese lugar al atractivo de la ciudad, sino que podríamos tener un ambiente arquitectónico de estilo bellavistino donde podrían instalarse restaurantes, discotecas, algún auditorio para conciertos y discotecas. Y por su cercanía a las estaciones del metro, los turistas y el público en general podría acceder con facilidad al lugar.
Otro atractivo sería construir un paseo elevado por la Avenida Balboa, similar al Highline de Nueva York, y conectarlo al final de la Cinta Costera con una rambla peatonal que bordee Punta Paitilla y termine en Punta Pacífica.
Ideas hay muchas que podrían desarrollarse a través de los años. Panamá tiene que convertirse en una ciudad atractiva y amigable para propios y extraños, con aceras, árboles que den sombra y hagan que el transeúnte se sienta más fresco al caminarla, más espacios públicos, mejor ornato y aseo, orden en las calles y estacionamientos públicos que permitan aparcar los automóviles y recorrer a pie las distancias cortas o usar con más frecuencia el transporte público.
Todo esto es un gran reto que deben asumir las autoridades de turno. ¿Serán las actuales? Esperemos que sí.