El Escorpión

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Viernes 20 de diciembre de 2024

¿INVASIÓN O INTERVENCIÓN?

Cumplimos 35 años de haber vivido los trágicos sucesos ocurridos el 20 de diciembre de 1989 y aún debemos esclarecer algunas situaciones y hechos con respecto a este trauma nacional empezando por el establecimiento del número exacto de víctimas; quizá el asunto más importante e ineludible. Sin lograr esclarecer quiénes y cuántas fueron las víctimas de ese momento, difícilmente, podremos sanar las heridas y pasar esa página abierta de nuestra historia. Y otro punto, también importante, es poder acordar si se trato de invasión o intervención. A algunos le gusta más el primero, en particular por la connotación ideológica que tiene para ciertos militantes políticos; otros, en cambio, señalan que al tener el ejército estadounidense presencia y bases en nuestro suelo desde hacía más de 80 años, el acto sería más propicio llamarlo intervención por ese detalle y porque se trató de una intervención en los asuntos internos del país aunque viviéramos bajo una dictadura de hecho.

TAREAS PENDIENTES

Más allá de que hayamos vivido una invasión o una intervención militar foránea, el cambio producido por dicho acontecimiento es un hecho real y debe ser aceptado y reconocido por todos nosotros los panameños. A partir de lo ocurrido, aún tenemos tareas pendientes que se derivan del clamor popular expresado, antes y después, por la población. La reconstrucción del régimen democrático, la reconciliación nacional y el establecimiento de un sistema de justicia independiente, eficaz y eficiente son parte de la deuda social que todavía tenemos con la nación panameña en su conjunto.

VERDAD HISTÓRICA

Así como es necesaria la identificación de las víctimas y su número y la conclusión de las tareas pendientes, igual lo es que pongamos en claro la perspectiva histórica de la crisis de aquellos años que tuvo su cenit con lo acontecido el 20 de Diciembre. No podemos reducirlo todo a la actuación de una potencia extranjera, ni dejar que la verdad histórica se limite a la agresión armada por parte de los Estados Unidos. El pueblo llevaba años luchando contra un régimen opresor que encarceló, exilió, desapareció y asesinó a otros compatriotas por el solo hecho de manifestarse en contra de quiénes usurpaban el poder por la fuerza de las armas irrespetando la voluntad popular expresada en las urnas en varias ocasiones. Eso no puede olvidarse y, mucho menos, negarse. El significado del 20 de Diciembre es mucho más que los disparos, cañonazos y bombazos gringos; desconocer intencionalmente las manifestaciones y protestas de la mayoría ciudadana es una infamia y una falta grave a la verdad histórica de nuestro caminar como pueblo y nación.

NORIEGA A SECAS

Así debemos llamar al principal responsable de la crisis democrática que vivió el país entre 1984 y 1989. Desde el fraude electoral de mayo de 1984, hasta la anulación de las elecciones de mayo de 1989, pasando por la decapitación de Hugo Spadafora; el golpe de estado a Nicky Barletta y a Arturo Delvalle; el desacato a su destitución por el propio Delvalle y la violencia sangrienta que desató en sus últimos años, Noriega actuó más como bandolero y dictador que como jefe de estado espurio. No hay que olvidar eso, ni el hecho de que fue degradado y destituido por medio del Decreto de Gabinete  No. 2 de 2 de febrero de 1990 firmado por el presidente Guillermo Endara Galimany. No puede ni debe llamársele general, sino con su nombre de pila a secas cuando nos referimos a él más allá de las funciones que ejerció cuando ostentaba dicho grado militar. Tenemos que poner las cosas en perspectiva y ésta es una de ellas.

aldiapanama

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