Funcionamiento de un gobierno democrático dentro de una sociedad policlasista
Por Jorge Zúñiga Sánchez
No es de extrañaros que el COVI-19 ha sacado a la escena el desconocimiento generalizado de la ciudadanía acerca del funcionamiento de los gobiernos. Pero, esto es realmente grave, cuando de ese desconocimiento hace gala muchos que se hacen llamar «dirigentes políticos» e intentan orientar a la opinión pública.
Este aporte se comparte, no buscando el aplauso al gobierno de Nito, sino porque ignorar algunas cosas elementales, con malicia lleva a la gente al engaño.
Pero, ¿qué hace un Presidente electo democráticamente? Vemos que tiene el «poder» para nombrar y administrar fondos públicos, labor que todos esperamos que lleve a cabo con honestidad y transparencia, en favor «del pueblo».
Si hay algo que alimenta la manipulación de la gente, es llevarles a creer en política el sentido literal palabras coincide con la realidad material.
Ese sentido se lo da el esquema mental del «político» (ideología) que le llevará a comulgar con la idea de que por «pueblo» a todos los ciudadanos sin distinción social, o con la que considera que se alude exclusivamente a las mayorías necesitadas.
Si vivimos es una sociedad democrática, que tiene institucionalidad la existencia de ricos y pobres, entonces con prioridad las medidas del gobernante, ¿a quiénes deberán favorecer?
El 50% de la población con COV-I19 o sin él siempre «la pasará dura. Aun así cada 5 años irá entusiasmado a las urnas, a ver «si la suerte le sonríe». La historia ha demostrado que pobre no vota por pobre, y el día que eso pase, habrá un Golpe de Estado.
El gobernante está en el medio de esa disputa, y dará favor la que «más fuerza haga». Si los poderosos militan 24/7 y las mayorías nos esforzamos cada día por no ponernos de acuerdo en nada, está claro hacia dónde apuntará la gestión de gobierno. Y como las promesas de campaña han superado el deber constitucional de cumplir con los derechos sociales, la
gente «decepcionada» esperará el próximo torneo para pasar facturas, y persiste el círculo vicioso. No se pude negar que en el juego de la política hay de todo, pero se destaca el Ingenio del «sistema» para que todo funcione igual.
Si las mayorías o aprenden a luchar democráticamente, esto es «pan comio» para los poderosos. Son dirección política ni liderazgos probados, los ataques contra los poderosos desde las curules legislativas, «ni cosquillas le hacen».
El día que dejemos el jueguito de los chats y el de los comunicados virulentos, y nos organicemos defender nuestro derecho a «comer 3 golpes completos», olvidando los sectarismos partidistas, entonces podremos nos habremos ganado el derecho a sentarnos junto a los poderosos, en la repartición institucionalizada y equitativa de » los panes y los peces».
(Por Jorge Zúñiga Sánchez)