Crónicas en tiempos de Coronavirus

 Crónicas en tiempos de Coronavirus

La Clase Media Profesional es Invisible

Por Ebrahim Asvat

La pandemia debe servirnos de lección. Ya hay mucha leche derramada en errores, estupideces, corrupción. Juega vivo. También reclamos por bolsas de comida, bono solidario y moratorias. Es cierto que muchos panameños no podrán pagar sus deudas, sus hipotecas y gastos de luz, agua y teléfono. Muchas de las medidas van dirigidas a los sectores populares. Pero esa clase media sostiene el gran peso de la tributación, paga seguro social sin usar sus servicios médicos, invierte en la educación privada de sus hijos porque saben que la educación pública ha colapsado. Tiene las mayores posibilidades de desaparecer o disminuirse luego del Día Después. Yo la denomino la clase invisible.

Hay dos vertientes de esta clase media. La primera, es asalariada;  y la segunda,  es independiente. Esta clase media independiente se divide a su vez en el pequeño empresario y que presta en forma independiente sus servicios. El independiente lleva ya más de cincuenta días encerrado. No aplica para bonos ni bolsas de comida. Algo entendible. Estos paliativos deben ser dirigidos a los más pobres. Tampoco aplica para descuentos en su consumo de servicios públicos por haber alcanzado un nivel de éxito en sus vidas. Debe seguir pagando las mensualidades escolares para sus hijos aun cuando no estén recibiendo a valor por sus contribuciones económicas. Cuenta con un personal tan cercano que se les dificulta no seguir pagando su salario o realizar aportes económicos aunque no laboren. Pertenecen a asociaciones cívicas o religiosas que la presionan para que no la abandonen en medio de la crisis. Pagan seguro social por solidaridad aunque no utilicen sus servicios médicos y se ven obligados a contratar seguros médicos privados para garantizarle a su familia un servicio médico y hospitalario digno y oportuno.

 A la fecha ningún ministro ni el Presidente han expresado un acto de gratitud con los independientes por seguir luchando. En realidad son seres invisibles. Y a pesar de todo, los independientes siguen luchando. Siguen quedándose en casa en medio de tantos sacrificios cumpliendo con la cuarentena. Utilizando sus dos horas tres veces por semana para realizar sus compras personales. No cierran calles. No abusan con los salvoconductos. Aceptan las directrices zigzagueantes del gobierno con un alto grado de estoicismo. Resistiendo las ganas de gritar si alguien más puede entender que se están hundiendo con sus familias. ¿Qué creen que pueden hacer sino seguir adelante? Cuando reabra la economía les tocará meter el hombro y sacar al país a flote. Allí estarán todos los de la clase media profesional independiente. Los que hoy no existen. Son invisibles

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