Sentido y propósito del bono solidario
Por Luis Alberto Díaz / @ladiazjr
El bono solidario que entrega el gobierno nacional a las personas que se han quedado sin ingresos a causa de la cuarentena por el Coronavirus, está lejos de ser un medio de manutención para sus beneficiarios.
Las quejas, críticas y condenas que se escuchan al respecto -algunas fuera de tono e irrespetuosas- fundamentan su argumento en lo exiguo del monto, que no alcanza para satisfacer el hambre y otras necesidades de las familias pobres o necesitadas. Incluso, las imágenes de mujeres que reclaman alimento para 4 o 5 hijos se han hecho virales en las redes sociales, acompañadas con palabras de insulto y maledicencias contra los gobernantes y algunos empresarios.
Al hacer un análisis del contenido y las fuentes de los mensajes, llama la atención que grupos ideologizados fomenten la lucha de clases, aprovechándose del malestar popular y de la poca cultura y escolaridad que impera en los sectores pobres, especialmente los urbanos. Una vez encendida la mecha, la llama corre hacia el barril de pólvora haciendo estallar la ira popular. Tanto así, que ya parece tener más razón quien más vulgaridades y obscenidades grita en un video o audio transmitido en su perfil de redes sociales, que quien con serenidad y buen juicio trata de explicar las cosas. Y lo peor, que lo obsceno y lo vulgar encuentre eco en personas que lo comparten, anteponiendo su animadversión hacia ciertas figuras políticas o empresariales, por encima de sus principios y valores morales.
Panamá vive un momento en el que se necesita más de una idea o aporte positivo que el desborde de odios y resentimientos personales, por causa de la política o el desengaño social. Ya habrá tiempo, más adelante, de ocuparse de esas cosas. Hoy, hace falta transcender a aquello y elevarse por encima de tales ataduras, para contribuir a que todos superemos esta crisis causada por el Covid-19.
El sentido y propósito del bono solidario, entiéndase bien, es ofrecer un paliativo a los que califican para ser beneficiados con esa ayuda. Nunca ha tenido la finalidad de solucionar la carencia económica de la población beneficiaria del bono. Quien así lo piense, yerra; quien así lo reclame, mal hace. Difícilmente puede el estado, con los recursos limitados con que cuenta, solventar las necesidades de más de un millón de personas que han perdido sus ingresos o lo han visto mermado por causa de la pandemia que nos aqueja. Menos aún, garantizarle un modus vivendi a quien nunca o poco se ha preocupado por mantener una vida productiva y que aprovecha estos momentos para rebuscarse o hallar la manera de vivir a costa de otro.
Lo apropiado en este caso es apelar al sentido común y darse cuenta de la situación que enfrentamos. Esos 80 dólares de bono solidario multiplicado por un millón y medio de panameños, es mucho dinero. Y pesan enormemente en el presupuesto del estado cuando se continúa pagando salario completo a los empleados públicos y los subsidios de beca universal, ángel guardián y otros; cuando se destinan millonarios recursos al sistema de salud para atender a los enfermos regulares y a los contagiados por el Coronavirus; y cuando se tiene que atender otro cúmulo de subsidios y gastos gubernamentales.
Todos los panameños debemos tener claridad en lo que representa el bono solidario, para entender esta realidad del Covid-19 y sus consecuencias. Todos debemos hacer el mejor y racional uso de los recursos que tenemos cada uno en este momento. Y todos debemos apreciar la ayuda que se nos da en esta hora. Solo así podremos ver hacia el futuro con más esperanza y corregir, en el término de la distancia, los errores y las acciones que nos han llevado, hoy, a resentir la falta del ahorro o la búsqueda de una vida mejor que no supimos hacer ni darnos ayer.